La pandemia actual implica hacer un ejercicio para no enloquecer en tiempos donde existe la obligación de quedarse en casa. Es un pedido de calma ante una situación de crisis sanitaria global. Sin embargo, no todos estaban preparados para lo que vino. 

Justamente Calma se llama la exposición que el artista plástico Lucas Abrate, más conocido como Purpulem, no pudo inaugurar días atrás en la sede de Gobierno de Córdoba en nuestra ciudad, ante las medidas preventivas por el avance del coronavirus. 

Pudo haber sido un presagio, como se lo hacen notar sus amigos a Abrate, quien dice sentirse inspirado ante lo que sucede en el mundo y trabajar en base ello. 

“Se me cruzan tantas cosas por la cabeza…”, asegura y mete una pausa mientras inicia una charla telefónica con El Periódico. Luego analiza: “La patria hoy es el planeta, somos uno. Hace rato vengo laburando este concepto. No importan las diferencias de religión, los estratos sociales porque en este momento todos nos igualamos. Está muy complejo el panorama”.

Abrate decidió el sábado por la noche hacer un posteo en su cuenta de Facebook incentivando el trueque en tiempos de crisis, bolsillos flacos y pandemia. Contó que empleó esta metodología porque para los laburantes que “viven al día” no salir a trabajar les corta los ingresos necesarios para vivir.

“El laburo diario se complicó, la gente que labura en el día a día, como yo, no está pudiendo obtener ingresos. Tampoco tenemos una reserva de guita guardada que nos ayude a bancar el momento”, manifiesta. 

Él empezó por poner una de sus obras a disposición a cambio de mercadería comestible. Inmediatamente lo siguió otro artista plástico de estas tierras, “Monchito” Cortez. 

Abrate cree y está convencido de que más allá del encierro por la cuarentena es momento para ayudar al que lo necesita: “Si el otro está mal yo también lo estoy, esto debe ser una enseñanza. Si alguien no tiene para comer y no puede mantener bien sus defensas en este momento debemos ser solidarios”. 

Cambio de paradigma

Purpulem remarca que el “tipo” que es egoísta, que solo piensa en él, ante lo que se vive actualmente “quedó fuera del sistema”. 

“Después de esto se rompen los paradigmas, que ya se vienen rompiendo. La naturaleza actúa sobre nosotros y nos pone en un lugar. Y para mí la respuesta es el amor y estar en calma. Por eso es necesario ayudar. Si un padre no tiene para darle de comer a sus hijos se va a desesperar y una persona así en la calle hoy no sirve”.

“Preguntemos a los amigos, a la familia si necesitan algo. La gente que trabaja en el día a día que proponga hacer trueques, que cuente lo que les pasa, somos una red, la patria hoy es el planeta y debemos tener esa conciencia de unidad”, reflexiona.

Abrate tiene 41 años, dos hijas y desde hace dos décadas se dedica al arte plástico, aunque también hace otros trabajos.

“Para mí se viene otra mirada política, lo que ocurre es un golpe durísimo al capitalismo, las estructuras económicas no funcionan de la misma manera. El que no prioriza el bienestar común quedará fuera de juego”, piensa, a lo que agrega: “Ahora lo importante no va a ser cuántos edificios hacemos y cuánto lujo le ponemos al mundo. Lo importante pasará a ser construir hospitales, valorar a los científicos, a la gente de la salud, los laburantes sociales”.