El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico caracterizado por movimientos repetitivos e involuntarios y la emisión de sonidos vocales llamados tics. Este síndrome “afecta” a personas de ambos sexos. Así, entre comillas, porque a Cecilia padecerlo no la condiciona.

A sus 60 años, Cecilia Barberis baila tango y folklore, hace yoga, teatro y también pinta. “Debe ser por la misma hiperactividad del Tourette”, afirma.

Lo cierto es que este domingo inaugurará “Decantación”, su primera muestra de pinturas en San Francisco cuya organización estuvo a cargo de Viviana Baroni. Quedará habilitada a las 18 en el Museo de la Ciudad. Sus obras estarán junto a las esculturas de Adoriz Bono y a las acuarelas de Santiago Paviotti. Antes, ya había expuesto algunas obras en el Centro Cultural Carena y en Fragueiro 412, en Córdoba Capital, y en una feria de artesanos, en Villa Carlos Paz.

El amor por la pintura le llegó promediando los cuarenta. Luego de conocer el taller de una amiga, supo que eso era lo que quería. Comenzó a tomar clases de arte, pero luego de hacer una caja en decoupage supo que lo suyo iba por otro lado: “Dije no, yo quiero pintar”.

Sobre la muestra Cecilia, que toma clases con Angélica Ponce, contó: “Pinto abstracto, me gusta todo lo raro, no hay un cuadro igual, me gusta lo que es distinto. Para esta muestra hay 18 obras en exposición”.

“Me encantaría que venga mucha gente a verla y también me gustaría que se sepa más, porque hay otras personas que también tienen algún tipo de problemas y también pintan, espero que les guste”, apuntó.

“No es un limitante”

Sobre cómo es vivir con el síndrome, Cecilia reveló: “Con el mismo Tourette, por ahí estás pintando algo y como esto ocasiona movimientos involuntarios por ahí salpico. Mientras uno está tranquilo, mientras la mente esté enfocada en algo, no hace nada. Por ahí, como tenemos de déficit de atención, pasaba una mosca y yo ya me iba, tenía otra vez que volver”.

Cecilia recalcó que su condición no es limitante. “Lo que me limita es la gente, la discriminación, ‘ahí va la loca esa’, ‘mirá los movimientos que hace’ o se ríen sin preguntar”, aseguró y reconoció que no le molesta que le pregunten sobre su forma de actuar.

Prueba de su entereza, es la familia que formó: “Me casé, tuve 4 hijos, tengo nietos, después de que me divorcié me dediqué a los chicos y empecé a trabajar en casas de familia”. A pesar de que el síndrome es genético, ninguno de sus hijos ni sus nietos lo padece.

También, las actividades que realiza demuestran su deseo de superación. “Empecé teatro que me encanta, hice con Matías Quiroga en Frontera, después dos meses con Nancy Cristiano, ahora estoy en La Puerta con Carlos Pioli y Verónica Gieco y también voy con Adrián Bazán a Frontera. También yoga, que hace que no haga tantos movimientos, y uso las respiraciones, eso es bueno para que los que tengan Tourette sepan que el yoga, la meditación y las terapias alternativas son muy buenas. Otra de las cosas que me encantan es el baile, todos los ritmos. Bailo tango, folklore ¡hago de todo!”, finalizó.