Eduardo Franco (37) es entrerriano y viajero. Desde hace 20 años recorre la Argentina obligado porque según él no tiene dónde vivir. A dedo, casi sin nada a cuesta llegó a San Francisco donde lo sorprendió la cuarentena obligatoria, social y preventiva y aquí quedó, varado en medio del control sanitario dispuesto en ruta 1, la 19 y 158.

De esta manera, el hombre se transformó sin saberlo en el primer “sin techo” del 2020, luego de la repentina aparición del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Es el primero porque tras un arduo trabajo de la Red Solidaria local, durante el año pasado se logró ubicar a aquellas personas que dormían en la calle en distintas pensiones.

El hombre estaba de paso por nuestra ciudad cuando se decretó la prohibición de trasladarse de una provincia a otra sin autorización gubernamental. “Llegué a finales de febrero a San Francisco, iba a seguir viaje para el lado de Formosa y Misiones que está más cálido en invierno y me agarró todo esto de la cuarentena así que tuve que quedarme”, le contó a El Periódico.

El viajero sin techo que quedó atrapado en San Francisco en medio de la cuarentena

Su vida de “viajero sin techo” comenzó a los 18 años cuando se fue de su casa en Diamante hacia la terminal de Paraná, luego vivió por dos o tres años en la terminal de Santa Fe donde cuidaba y lavaba autos hasta que “los trapitos del lugar empezaron a robarme, así que me fui para el Chaco, Formosa, Misiones y viajaba a dedo con los camioneros y me mantenía lavando las cabinas de los camiones o haciendo changas”, reveló.

En medio de los controles

Desde el 13 de marzo, una semana antes de decretarse el aislamiento preventivo y obligatorio a nivel nacional, la Municipalidad decidió comenzar a controlar los accesos a San Francisco. Así, Eduardo se acomodó en cercanías a la estación de servicios YPF, ubicada en la zona de las rutas 158 y 19. 

En ese momento dormía como podía mientras hacía changas para los camioneros que paraban en el lugar. “No tenía nada, le hacía mandados a los camioneros, les buscaba la comida, los ayudaba a veces con algunas changuitas”, relata el hombre.

El viajero sin techo que quedó atrapado en San Francisco en medio de la cuarentena

Luego de unas discrepancias con un cuidador del parador, Eduardo decidió refugiarse debajo de los árboles, a la vera de ruta 1. Allí, gracias a un hombre consiguió una carpita de lona y de a poco fue haciéndose amigos de los policías de la Caminera y de la Federal que custodian el acceso oeste.

Los agentes, a medida que el frío comenzaba a llegar, fueron donándole ropa de abrigo y muchas otras cosas para que Eduardo tuviera con qué resguardarse. Como agradecimiento, el hombre encontró una parrilla en desuso y con algo de harina e ingredientes que le consiguieron comenzó a cocinar tortas asadas.  

“Me hice amigo de los policías que están en el control y de los muchachos de la Federal, me empezaron a ayudar con ropa, no tenía nada para el invierno. Con la parrillita esa hago torta asada y se las doy a ellos, a veces me dan unos pesos para ayudarme o me traen harina. La verdad que son muy buena gente”, comentó.

El viajero sin techo que quedó atrapado en San Francisco en medio de la cuarentena

Nuevo refugio

Luego de algunas tormentas que lo sorprendieron debajo de los árboles de ruta 1, Eduardo se trasladó hacia un taller abandonado ubicado en el desvío de ruta detrás del puesto de la Policía Caminera. Allí tiene un techo de chapa y una pared para guarecerse.

Hasta ese lugar llegaron los integrantes de la Red Solidaria San Francisco con frazadas, dos colchones y comida caliente.

Personal de Desarrollo Social del municipio lo visitó este martes para ofrecerle una pensión para pernoctar pero Eduardo prefirió su humilde morada: “Me hice muy amigo de la gente de los controles y tengo la idea de poder conseguir algún trabajo en el campo o un puestito para vender torta asada”, les contestó.

Consultado sobre sus necesidades, Eduardo contestó que sólo necesitaría una parrilla más grande y algunos elementos de cocina para poder hacer panificación y cocinarse los alimentos.

-¿No te dio miedo toda la situación del coronavirus?

"No, miedo no. El único miedo que tenía era que no pudiera seguir haciendo alguna changuita y no tenga para comer. Ya me han tomado la temperatura y estoy bien. Además siempre estuve solo y eso se transmite en contacto con otras personas, así que ¿por qué me iba a preocupar?", dijo. 

El viajero sin techo que quedó atrapado en San Francisco en medio de la cuarentena