Las cantinas de los clubes de Baby Fútbol explotan estas noches mientras se desarrollan las fechas del Torneo Nacional que llega a su final el próximo fin de semana.

Las parrillas no dan abasto y queman duro y parejo como lo hacen cada enero. Y ahí están los “viejos” bancando los trapos por los chicos: en el asador, en la fritanga, en el mostrador sirviendo una gaseosa o helado y mucho más.

“Los papás y las mamás siempre son muchos y están a disposición, de las diferentes categorías. Pudimos acomodarnos para llevar delante de la mejor forma la cantina”, le dice con cara de orgullo Pamela a El Periódico, mamá de Lucca que juega en el Club 2 de Abril.

La cantina de 2 de Abril trabaja a pleno cada noche.

“Es muy lindo trabajar en el Baby y ser sede para nosotros es un premio grande. Trabajamos para que la gente que viene de afuera se sienta cómoda”, remarca.

Y eso es lo que se siente en todas las sedes de este histórico torneo que se juega en San Francisco desde hace varias décadas: comodidad de parte de los anfitriones. Porque es cierto que no hay Nacional sin chicos, pero tampoco sin sus papás apoyando y de la mejor manera.

Del chori a la hamburguesa

Lejos de preparar una comida gourmet pero bien cerca del asador del Club Los Albos, Jonathan no para de sacar chorizos y hamburguesas que formarán luego parte de un gran sándwich.

En cada cancha hay un menú de la casa y es el choripán.
En cada cancha hay un menú de la casa y es el choripán.

“Ya llevamos sacadas más de 200”, señala cerca de las 23 el martes. Cuenta que el fuego lo prenden cada jornada tipo 18 y en 15 o 20 minutos ya completan las parrillas: “Sacamos a cada rato, vamos haciendo y sale. El chori es clásico y lo eligen más los grandes, pero los pibes van por la hamburguesa”, reconoce.

Papá de Ciro Patricio que está jugando la competencia, dice que siempre va a el club para dar una mano y eso lo pone contento: “Está muy bueno venir, hay mucha gente, los chicos disfrutan de estar acá. Nosotros mucho no vemos y aguantamos el calor. Pero contentos, yo siento gratitud me hace bien ayudar porque mi hijo hace de los 4 años que juega en este club”.

También en Los Albos, Mariana es la encargada de otro plato especial: las papas fritas. Aunque generalmente es una guarnición que acompaña, en la cancha los bastoncitos amarillos son el plato central para más de uno.

En Los Albos, Mariana prepara las fritas desde temprano.
En Los Albos, Mariana prepara las fritas desde temprano.

“Vengo a las 5 de la tarde para empezar a armar todo. Voy marcando, calentando para servirlas calentitas como a la gente le gusta”, explica la mamá de Juan que también es parte del equipo que juega el Nacional.

“Mi hijo viene desde los 3 años y yo hace 8 que estoy en el club. Tengo otro hijo en la categoría 2015, así que me quedan algunos años más. Me gusta ayudar porque es para los chicos y siempre que puedo dar una mano la doy por eso me sumé a la comisión”, indica mientras relojea por la ventana a ver si el “nene” entra a la cancha.

“Somos varios papás, nos rotamos, alguno sale un ratito a ver el partido, luego sale otro”, completa.

Una gaseosa bien fría, uno de los pedidos más escuchado en cada cantina, como en la del club Cabrera.
Una gaseosa bien fría, uno de los pedidos más escuchado en cada cantina, como en la del club Cabrera.

El Nacional de Baby tiene sin dudas varios atractivos además del juego y uno de ellos es la comida. Nada sofisticado, solo los clásicos de cancha. Esos que nunca fallan y te llenan el buche para poder alentar con más ganas.