Tomar un crédito personal en medio de la turbulencia cambiaria y económica que atraviesa la Argentina puede ser considerado un deporte de alto riesgo: el costo financiero total (CFT) de un crédito ya supera el 80 por ciento anual en pesos.

El CFT es ni más ni menos que el costo real de un crédito, que incluye además de la tasa de interés todos los otros cargos asociados que deben ser afrontados por quien decide endeudarse.

¿Qué se paga entonces? Todo. En principio, la tasa de interés básica que determina la cuota pura, sea fija o variable. Además, los gastos de evaluación del cliente que solicita el préstamo.

En tercer lugar, el cliente paga los gastos de evaluación de los solicitantes de las financiaciones, en caso de que haya garantes. En cuarto lugar, están los gastos de contratación de seguros de vida, contra incendio, entre otros. 

En quinta instancia, se contemplan los gastos de apertura y mantenimiento de cuentas de depósitos, y los vinculados a tarjetas de crédito y/o compras asociadas a las financiaciones. Y en sexto y último lugar, se incluyen los gastos por envío de avisos y notificaciones al domicilio.

El CFT del 80 por ciento llegó después de que el Banco Central convalidara tasas de hasta el 47 por ciento anual para las Lebac en el mercado secundario y sostuviera la tasa de referencia (para los pases interbancarios) en el 40 por ciento como herramientas para combatir la crisis cambiaria.

Con tasas de hasta el 80 por ciento para los créditos personales los bancos buscan cubrirse de un recrudecimiento de la crisis financiera y también de los crecientes riesgos de un aumento en la morosidad.

Según explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group, la suba de tasas y la volatilidad cambiaria hicieron que varias entidades encarecieran sus líneas de créditos personales.

El experto señaló que a la hora de tomar un crédito no se debe mirar sólo que las tasas bancarias parten de un 40 o 45 por ciento según la entidad, sino que la clave de la operatoria está en el CFT que alcanza en las diferentes líneas a niveles del 80 por ciento.

“Estos costos han impactado en la línea crediticia que era la herramienta más accesible para los usuarios para hacer frente a sus distintas necesidades de consumo”, explicó Barbero.

La línea de préstamos personales ha experimentado durante junio una notoria desaceleración en su crecimiento con relación al mes pasado, arrojando un incremento de sólo 0,84 por ciento.

El saldo asciende a 408.388 millones de pesos para el total acumulado, representando un crecimiento interanual del 47,30 por ciento, contra los 277.249 millones al cierre del mismo mes del año anterior.

La operatoria a través de tarjetas de crédito alcanzó en junio un monto de 349.642 millones, esto significa un alza de sólo 0,43 por ciento respecto al cierre de mayo, muy por debajo de la inflación. El crecimiento interanual llegó al 35,01%.

“Pasó muy rápidamente la fiebre mundialista y se acabó alguna que otra oferta y promoción de 12 cuotas sin interés en televisores. Al igual que en la línea de personales acá también se sintió durante junio el impacto de la suba de las tasas, que evidentemente se tradujo en mayor cautela a la hora de sacar el plástico de las billeteras”, dijo Barbero.

Fuente: La Voz del Interior