A mediados de 2018 Matías Mikles tuvo un sueño: crear su propia fábrica de queso azul. Ingeniero químico especializado en lácteos, ganó experiencia trabajando en Sancor durante 8 años. Hace unas semanas, pudo lograr su objetivo de abrir las puertas de Frugal, una industria que elabora este producto bajo la marca Brisee y que se comercializará, por el momento, en La Rioja y Catamarca. 

“Tuvimos un acompañamiento espectacular con la llegada de la primera industria de la localidad. Eso se plasmó en el acto de inauguración donde casi 300 personas se hicieron presentes. Fue una sorpresa enorme ver a la gente de la localidad que me acompañó, a algunos se les caían las lágrimas, me hicieron sentir parte de la localidad”, contó el oriundo de Brinkmann.

Se trata de la primera fábrica en esta localidad del departamento San Justo en los últimos 26 años. De la inauguración participaron también autoridades provinciales, regionales y municipales, entre los cuales se encontraban el vicegobernador Manuel Calvo y el ministro de Industria, Eduardo Accastello. El municipio local y el Gobierno de Córdoba apoyaron la iniciativa para recuperar un predio abandonado en el que, hasta 1994, funcionó una planta enfriadora de la empresa Sancor.

Su familia fue un gran apoyo también, ya que su papá y su hermano cuentan con una empresa de logística que transporta lácteos y fiambres. “La idea era hacer la producción para tener marca propia y poder comercializarla”, explicó.

El emprendimiento fue una excelente noticia para la localidad y la región ya que, además de generar mano de obra local, se instaló en un edificio en desuso que fue restaurado. 

Por el momento cuenta con un solo empleado pero va por su primer objetivo: elaborar 10 mil kilos mensuales de queso azul con 5 empleados. A futuro buscan también ganar mercado en las localidades de la región, donde el producto llegaría en unos 6 meses.

10 mil kilos

La elección del queso azul obedeció a que se trata de un producto competitivo. “Con un producto diferenciado es más fácil competir. De hecho empresas grandes de la zona, como Lactear o Ramolac, no tienen producción de queso azul porque se les complica, porque un cremoso o un queso en barra les saldría con el hongo del queso azul. Entonces lo dejan para fábricas más chicas en escala de producción”, detalló Mikles.

En cuanto al proceso, especificó: “Es un proceso muy artesanal. El queso azul lleva 45 días de maduración como mínimo en cámara. Todos los días tenés que controlar el proceso, la temperatura, la humedad, el volteo de los quesos. Y por ahí una empresa más grande apunta a un producto de salida rápida, de rápida rotación. Entonces está la idea de trabajar con estas industrias. Elaborarles la marca de ellos”.

Objetivo regional

En una primera etapa, la firma abastecerá a los comercios con los que la familia ya trabaja en La Rioja y Catamarca. En una segunda, en tanto, consolidado el producto, buscará salir a ganar mercado y llegará también a San Francisco y la región.

“El primer objetivo es elaborar 10 mil kilos mensuales de queso azul con cinco empleados. Pero como eso es a pulmón ya venimos año y medio trabajando, gestionando créditos para darle mayor velocidad a la producción”, aseguró Mikles. 

Acto seguido sumó: “Si bien ya largamos y tenemos tres producciones, cada una de ellas es un monto que hay que seguir invirtiendo, porque el queso recién a los 45 días como mínimo sale al mercado. Después tiene que volver el dinero. Se hace largo, son dos meses que hay que ir aguantando, ahí está la complicación, por eso va a ser progresivamente, conforme a cómo vaya pegando el producto y si aparecen créditos”.

De todas maneras, con viento en popa, el proyecto es un poco más ambicioso. “Se proyecta trabajar en turnos rotativos. En la industria láctea es muy común tener tres turnos de ocho horas. Se podría hacer una producción cíclica. Los costos son los mismos, nada más que hay que tener mayor mano de obra. Esa es la idea. Darle movimiento a la localidad”, sostuvo el propietario de la firma.

A pulmón

Brisee es una fábrica que nació de un emprendimiento familiar, por lo que su crecimiento no se espera a toda velocidad. Su propietario es cauto y por el momento la industria cuenta con un solo empleado: “Hacemos todo, desde que llega el camión hasta que va a salir el queso. Y la administración, la limpieza, porque, si no, no dan los costos”.

“El único crédito que pude obtener es uno a una tasa medianamente razonable. A un crédito en el banco de la localidad seguramente pueda acceder, pero por ahí son créditos con tasas reales que superan ampliamente a la capacidad de mi proyecto”, afirmó.

Lo positivo, indicó, es que las instalaciones fueron realizadas previendo mayor producción, lo que conllevó una inversión importante.

“Ahora la inyección de dinero me va a permitir, en lugar de una o dos producciones, hacer cuatro o cinco producciones por semana con los mismos equipos. Con más mano de obra, sí, pero eso requiere de un mayor gasto inicial. Voy jugando un poco con el tiempo mientras voy teniendo los primeros quesos, ir haciendo la cadena de pagos y con esa venta vuelvo a comprar insumos, materia prima, pagar sueldos. Y de ahí en más voy tomando impulso”, resumió Mikles.

POR QUÉ EL NOMBRE

Brisee no viene sino de unir las primeras letras de los nombres de dos localidades pegadas: Brinkmann y Seeber.