Los antibióticos podrían venderse sólo bajo receta por una ley provincial
Para el expendio en las farmacias, en la receta indicada por el médico deberá figurar la cantidad exacta de medicación que el paciente debe tomar para su tratamiento.
La provincia de Córdoba será la primera en comenzar a discutir una normativa en la que se establece la obligación de los profesionales médicos a expedir una receta especial para todos los antibióticos con las especificaciones del intervalo de la dosis y la duración total del tratamiento, todo esto con el fin combatir la automedicación que genera una preocupante y creciente resistencia de las bacterias a los antibióticos constituyendo un problema sanitario potencialmente grave.
El proyecto de ley elaborado por el legislador del oficialismo Daniel Passerini regulará el expendio y el uso racional de antibióticos en el que el Ministerio de Salud de la Provincia –como autoridad de aplicación- y arbitrará los medios y herramientas necesarias para capacitar a los profesionales de la salud, a través de la elaboración de “guías de uso responsable”, para asegurar una correcta indicación de los “antimicrobianos” evitando su prescripción en cuadros virales que no necesitan este tipo de tratamiento y una elección equivocada del antibiótico, o errores en los intervalos de dosis o duración del tratamiento.
Uso indebido de los antibióticos
A partir de la sanción de la ley, los antibióticos deberán venderse en las farmacias en las dosis exactas que indique la prescripción médica y no más, así, los laboratorios deberán adecuar los medicamentos en las dosis exactas exigidas para los distintos tratamientos médicos.
“El proyecta apunta a regular lo que es el expendio y el uso adecuado de los antibióticos. Está visto, y viendo siendo denunciado últimamente por todas las entidades médicas que tienen que ver con infectología, el Colegio de Farmacéuticos, las distintas partes que intervienen en la cadena del expendio de los antibióticos, que con el correr de los años se ve una marcada resistencia en las distintas formas bacterianas a medicamentos que históricamente eran sensibles, y esto se debe no a una mutación específicas de las bacterias sino a la resistencia que va generando el uso indebido de los antibióticos”, sostuvo Passerini en diálogo con La Nueva Mañana.
Argentina, el mayor consumidor de la región
La República Argentina enfrenta un gran problema sanitario al tener el mayor consumo de antibióticos de la región, elevado por la automedicación. Según datos de la consultora Quintiles IMS, los antibióticos son los medicamentos que más se compran sin receta ubicando a nuestro país como el primero de la región con mayor consumo de medicamentos per cápita seguido por Brasil y Uruguay.
El estudio de la consultora arroja además un dato alarmante: El 99% de los argentinos se automedica desconociendo qué medicamentos necesitan recetas, en especial si vinculan con dolencias cotidianas. Los antibióticos (46%) y los antigripales compuestos (45%) son los que encabezan la lista de remedios que se compran sin receta.
En este sentido, el legislador de Unión por Córdoba dijo que “un antibiótico tiene que ser dado para una determinada infección, en una determinada dosis y para una determinada cantidad de tiempo. Esto significa, por ejemplo, una amoxicilina, que es un antibiótico de uso común para una infección respiratoria alta, tiene una prescripción mínima de una dosis de quinientos miligramos cada ocho horas cada siete días. Muchas veces por falta de control, por error, por negligencia o por olvido nunca se cumplen los horarios como corresponde y nunca se termina el uso del antibiótico en la fecha prescripta. Generalmente si los síntomas se alivian es muy común que un tratamiento de siete días se interrumpa a la mitad o al quinto día; esto conlleva que en una próxima infección, que puede ocurrir, ya con la misma dosis, en la misma cantidad de días, seguramente el efecto no sea el mismo. Y eso se ha ido produciendo con el agravante de que infecciones más comprometidas que afectan a órganos más sensibles y en una intensidad mayor, obviamente producen complicaciones importantes con riesgo de vida y las distintas combinaciones de antibióticos van perdiendo efecto”.
La automedicación, un problema grave
La resistencia a los antibióticos constituye uno de los problemas de salud pública más graves y preocupantes del mundo debido a que representa un riesgo sanitario global en la medida que provoca que las bacterias se hagan resistentes a los antibióticos generando un enorme costo para el paciente y para el sistema de atención sanitaria.
Pese a que el desarrollo de la resistencia es un fenómeno natural que surge de la utilización de los antibióticos, existe una asociación directa con su mayor consumo colocándonos ante la posibilidad de volver a una era pre-antibiótica, en la que ya no se puedan curar ciertas infecciones ni se puedan llevar a cabo intervenciones quirúrgicas por el riesgo de infección que conllevan.
“Por eso la idea de este proyecto es regular el expendio para que no haya automedicaciones con antibióticos y, por otro lado, cuando se prescriba el antibiótico y cuando se haga la receta, allí se determine la dosis, la cantidad de comprimidos y la cantidad de días que tiene que tomarse para que no haya sobrantes, porque si sobran antibióticos seguramente ante un dolor de garganta o ante un dolor de oídos alguien va a recurrir a ese medicamento, lo va a autoindicar y eso puede iniciar una cadena que termina con una resistencia bacteriana, como está pasando”, explicó Passerini.
Como corolario de esta situación sanitaria alarmante, es amenazante el creciente uso de antibióticos en animales y alimentos con el fin de tratar infecciones masivamente, lo que repercute en forma directa en la salud humana y el ecosistema global. Además, desde los laboratorios se ha disminuido la inversión para el desarrollo de nuevas moléculas, por lo que el arsenal terapéutico de antibióticos se verá superado en el mediano plazo por la rápida capacidad de adaptación de las bacterias.
Antibióticos, cada vez menos eficaces por este mal uso
“Cuando uno se encuentra frente a una bacteria que históricamente se trataba con un determinado antibiótico, cuando ese antibiótico ya no le hace más nada, hay que ponerse a desarrollar en el laboratorio, en la industria farmacéutica, una molécula nueva. Cada investigación es cada vez más costosa y ya prácticamente no se están llevando adelante inversiones en ese sentido, por tal motivo hay que cuidar los antibióticos que hoy están disponibles en la industria farmacéutica y la mejor forma de cuidarlos es darle un uso racional”, advirtió el autor de la iniciativa.
En este contexto, el uso racional de los medicamentos en Córdoba constituye una iniciativa de gran significación para que los pacientes reciban la medicación adecuada a sus necesidades clínicas, con las dosis correspondientes a sus requisitos individuales durante un periodo de tiempo adecuado y al menor costo posible para ellos y para la comunidad tal como lo esgrime la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Muchos pronostican que de no tomarse alguna medida, como esta que humildemente estamos proponiendo seguramente en los próximos años va a haber muy pocos antibióticos que puedan hacer algún efecto frente a las infecciones, es decir, cada vez es menor la cantidad de antibióticos eficaces por este mal uso o este uso irracional”, advirtió Passerini.
Un proyecto con respaldo
El proyecto, respaldado por el Colegio de Farmacéuticos de Córdoba, Farmacéuticos Comunitarios y la Sociedad Argentina de Pediatría Córdoba apunta a evitar el surgimiento de resistencias bacterianas producto de una creciente automedicación e involucrará a todos los implicados: médicos, odontólogos, veterinarios, enfermeros, farmacéuticos, pacientes y la administración pública.
A pesar de que el expendio de antibióticos ya está regulado en la Argentina, por ley sancionada en 1969, en la práctica no se aplica. La norma establece que tanto los psicotrópicos como los antibióticos deben venderse bajo receta archivada; se trata de una doble receta, una copia está destinada al reintegro de la obra social y la otra queda en la farmacia. La ley que se encuentra vigente establece penas de hasta tres años de prisión a quienes la incumplan. Con los psicotrópicos la norma fue efectiva pero con los antibióticos no sucedió lo mismo.
“Las mismas infecciones no van a tener posibilidad de tratarse con los antibióticos tradicionales. Están advirtiendo que el uso racional de antibióticos es una de las principales formas de evitar el surgimiento de nuevas resistencias bacterianas y la misma preocupación nos han trasmitido las nuevas autoridades del Colegio Veterinario de Córdoba porque hay antibióticos que se usan en la industria veterinaria y la industria farmacéutica es una sola, que produce antibióticos para animales y para seres humanos y obviamente la problemática es similar“.
En los últimos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene lanzando alertas sanitarias ante distintas enfermedades provocadas por bacterias que resisten los antibióticos. Para ponerlo en números, la azitromicina ya generó un 25% de resistencia, uno de cada cuatro tratamientos ya no es efectivo.
“Hay una cadena de complicidades, desde el paciente que incurre en un error al automedicarse y quien se lo suministra, que puede ser el farmacéutico o alguien a quien le sobró antibiótico de un tratamiento incompleto. Por eso es importante en el proyecto establecer que la prescripción sea con receta autorizada, en un esquema similar al que se usa con los psicofármacos, una receta especial que además contenga el diagnóstico, la cantidad de miligramos del medicamento y la cantidad de días para que lo que se compre sea lo necesario para ese tratamiento. No debe sobrar ni faltar antibiótico”, explicó Passerini.
Legislación nacional vigente
En el año 2002, bajo la presidencia de Eduardo Duhalde, se sancionó y se promulgó parcialmente la ley 25.649 de promoción de la utilización de medicamentos genéricos con el objeto de defender al consumidor de medicamentos y drogas farmacéuticas, y su utilización como medio de diagnóstico y tecnología biomédica y todo otro producto de uso y aplicación en la medicina humana.
La norma estableció como obligatorio que las recetas o prescripciones médicas expresaran el nombre genérico del medicamento o denominación común internacional seguida de su forma farmacéutica y dosis con detalle del grado de concentración.
De esta forma quedó consagrada la libertad de prescripción y de dispensa por la elección del principio activo y no sobre especialidades de referencia o marca.
En el año 2007, durante los últimos días del gobierno de Néstor Kirchner, el Ministerio de Salud de la Nación creó la Comisión Nacional Asesora para el Uso Racional de Medicamentos basado en las leyes 16.463 y 25649 para delinear, entre muchos otros aspectos, las pautas para contribuir al uso racional de medicamentos desarrollando estrategias e indicadores de impacto de la aplicación de esta política en la comunidad.
Esta Comisión está conformada por un miembro titular y uno suplente por cada una de las unidades organizativas del Ministerio de Salud y sus organismos descentralizados e invita a conformarla a distintos ministerios del gabinete nacional.
Fuente: La Nueva Mañana