Investigadores ingleses anunciaron este martes la primera evidencia de que un medicamento reduce de manera importante la mortalidad en pacientes graves de coronavirus​. Se trata de un esteroide "barato" llamado dexametasona que redujo "hasta en un tercio" la mortalidad en enfermos hospitalizados con cuadros graves de la enfermedad.

El estudio es una prueba importante y estricta que asignó al azar a 2.104 pacientes el medicamento y los comparó con 4.321 pacientes que solo recibieron la atención habitual.

El medicamento se administró por vía oral o por vía intravenosa y, después de 28 días, había reducido las muertes en un 35% en pacientes que necesitaban tratamiento con máquinas de respiración y en un 20% en aquellos que solo necesitaban oxígeno suplementario. No pareció ayudar a pacientes con cuadros leves de Covid-19.

"Este es un resultado extremadamente positivo", dijo el líder del estudio, Peter Horby, de la Universidad de Oxford.

“El beneficio de supervivencia es claro e importante en aquellos pacientes que están lo suficientemente enfermos como para requerir tratamiento con oxígeno, por lo que la dexametasona ahora debería convertirse en el estándar de atención en estos pacientes. La dexametasona es económica, está disponible y se puede usar de inmediato para salvar vidas en todo el mundo", agregó.

Se trata del mismo laboratorio que semanas atrás mostró que el medicamento contra la malaria -hidroxicloroquina- no estaba funcionando contra el coronavirus.

Ese estudio reclutó a más de 11 mil pacientes en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, a quienes se les dio atención estándar o más uno de varios tratamientos: el medicamento combinado contra el VIH lopinavir-ritonavir, el antibiótico azitromicina, la esteroide dexametasona, el medicamento antiinflamatorio tocilizumab, o plasma de personas que se han recuperado de COVID-19 con anticuerpos para combatir el virus.

La investigación está financiada por agencias gubernamentales de salud en el Reino Unido y donantes privados, como la Fundación Bill y Melinda Gates.

Fuente: Clarín