El 504 sigue ahí. El Peugeot que un abogado dejó estacionado en una playa céntrica de la ciudad de Córdoba y nunca volvió a buscar sigue inamovible en el mismo lugar desde agosto de 2013. Más de cinco años. 

Si bien el abogado murió, el dueño de la playa, José Ipólito, titular de la Cámara de Playas de Estacionamiento de Córdoba, no tuvo novedades. Nadie, ni las hijas o familiares, se contactó con él para tramitar su retiro: continúa en el estacionamiento de calle Rivera Indarte. 

El abogado que falleció era un cliente frecuente de la cochera. Por la confianza entre ambos, Ipólito le solicitó reiteradamente desde 2013 que lo retirara de la playa.

Sin embargo, el abogado argumentó que no tenía razón de ser porque, con lo que adeudaba de todos esos años, era más conveniente que se quedara con el auto. “Por lo que te debo, es tuyo”, comenta que le dijo el hombre a Ipólito.

El empresario le solicitó que hiciera la transferencia formal, pero el auto no se movió ni pasó a manos del playero. Y la deuda siguió –y sigue– acumulándose hasta hoy. De acuerdo a la estimación del playero, a tres mil pesos mensuales por cinco años, la deuda alcanza los 186 mil pesos (a octubre).

Asimismo, sobre el auto pesa una deuda de 9.598 pesos, con cinco juicios incluidos, tres por multas impagas y dos por no abonar el Impuesto Automotor, de acuerdo con los registros de la Municipalidad.  

Debido al espacio de ocupa el auto, el playero no puede rentabilizar el lugar y debe pagar por ese espacio impuestos municipales y provinciales, entre otros costos.

“No sé qué hacer. Ya fui a hablar con la Municipalidad y me dijeron que no pueden hacer nada”, dijo Ipólito a La Voz. “Quiero que lo saquen”, señaló, molesto con la situación. No pretende cobrar la deuda acumulada, sino que se lo retiren de la playa.

Otro caso

La historia recuerda a otra que se conoció en España. En 2009, una mujer dejó estacionado un Volvo en una playa de Palma de Mallorca.

La causa fue a juicio y, según contó el diario Última Hora, que difundió el caso, la concesionaria se quedó con el vehículo, aunque el valor actual es inferior a la deuda. Finalmente, el Volvo fue a desguace.

Fuente: La Voz del Interior