En el marco del Día del Arquitecto, que se conmemora el 1 de julio, la arquitecta Aurora Bruno, quien estuviera a cargo durante mucho tiempo del Programa de Preservación Ambiental, Urbano y Arquitectónico de nuestra ciudad, se refirió a los cambios que tuvo la profesión a lo largo de los años e insistió en la necesidad de conservar aquellas construcciones que le otorgan identidad a San Francisco.

Tras elogiar la profesión que, aseguró, le permitió entablar relación con numerosas personas a lo largo de su vida profesional, afirmó que desde los años ‘70 en que comenzó a trabajar hasta la actualidad, la tecnología avanzó y reconvirtió procesos. “Al principio salíamos de la facultad manejando todo con las manos, de la manera tradicional, teníamos de alguna manera una rapidez para hacer las cosas manualmente, eso fue cambiando y la tecnología se fue incorporando cada vez más”, expresó.

La relación con el cliente también se modificó, según la profesional: “Siempre hubo un trato muy cordial con el profesional, yo me doy cuenta que ahora se ha hecho más dura”.

A su vez, con los años se fueron incorporaron nuevos materiales. “Significa un aggiornamiento constante en la profesión, hay que estar permanentemente al día, tiempo atrás manejábamos un abanico relativamente restringido y conocido por todos, ahora se ha ampliado muchísimo”, analizó.

“A veces se pierde lo humano”

La arquitecta opinó acerca de la transformación de la profesión: “La tecnología tiene sus ventajas, vale la pena. Lo que pasa es que a veces se pierde un poco de lo cálido, lo humano. Creo que por ahí le falta el toque personal que tiene valor. No es que esto no sea mejor, en realidad es mejor, pero realmente la parte humana uno la extraña un poco”.

Bruno insistió en la importancia que tenía la calidez humana. “Otra cosa que extraño es la relación con la mano de obra, albañiles, carpinteros, los ‘viejos’, con los que empecé trabajando me enseñaron muchísimo, lo que supe de la práctica fue porque ellos sabían muchísimo, eran muy capaces en lo suyo”, reveló.

Y agregó: “Yo noto que a partir que se incorporaron nuevas manos de obra por falta de trabajos en otros ambientes se ha deteriorado mucho ese conocimiento, esa idoneidad, con ellos aprendí de disciplina”, cerró.

Preservación del patrimonio

Para Bruno, la arquitectura y el urbanismo “son importantísimos”. “La planificación urbana es fundamental. A veces me preocupa ver que la ciudad a veces crece sin un plan director, sin una visión a futuro, creo que ahora se está como encarrilando un poco, pero de todas maneras la función del urbanismo es básica porque es lo que va a condicionar la situación general de la ciudad y después los detalles particulares son muy importantes”, expresó.

A su vez, ejemplificó: “Eso tiene que ver con, por ejemplo, qué zonas tienen que ser incentivadas en el crecimiento, la ubicación de ciertos sectores de la ciudad. Por ejemplo ahora tenemos el tema de que se nos cambian los lugares de acceso o se van a cambiar, por la Autopista 19 y eso significa una planificación importante. Tiene que haber todo un tratamiento que justifique, jerarquice, indique, todo eso es de mucha importancia. Cómo va a llegarse desde los nuevos accesos a los lugares álgidos de la ciudad, a las zonas sanitarias, hospitalarias, educacionales”.

Y añadió: “Todo eso tiene que ver con una planificación general, una visión como desde arriba de la ciudad. Y después está la visión de por qué un edificio en altura acá y no en la mitad del barrio. Cómo cambian incluso los valores económicos según la planificación urbana”.

Palacio Municipal

Sobre el final, insistió en la necesidad de preservar el patrimonio de la ciudad: “Nosotros tenemos un patrimonio valioso que a veces se está olvidando. A mí me preocupa muchísimo el Palacio Municipal y la fábrica Tampieri, que formó una unidad productiva propia y característica  de San Francisco en el siglo pasado. Me preocupa ver que eso se descuida, se deja sin poner al día, sin aprovecharlo,  porque eso es una riqueza enorme, otras ciudades estarían felices de tener eso”.

“Creo que hay un intento de empezar a trabajar sobre eso, se habla de que habría una consultoría estructural que creo que es lo primero que hay que hacer, con el Palacio por lo menos”, agregó.

Y concluyó: “Verlo abandonado y fuera de servicio es realmente triste y muy poco inteligente para una ciudad de estas características”.