El presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Oscar Ojea, advirtió que “el grado de desigualdad social en que estamos sumergidos es muy grande y peligrosísimo para nuestro futuro” y consideró “imprescindible recuperar la pasión para poder afrontar el desafío que nos presenta en este tiempo sumamente difícil y duro para los argentinos”.

Ojea formuló estos conceptos al hablar en la apertura de una nueva edición de la tradicional Semana Social que anualmente organiza la Iglesia en Mar del Plata, y de la que participan políticos, dirigentes empresarios y sindicalistas. Esta vez tiene como tema “Trabajo: Clave para el desarrollo humano integral”.

Entre las autoridades presentes se contaron el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Joaquín Della Torre; el secretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani; el intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, además del ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el titular de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lugones.

“Las causas estructurales de la pobreza residen ante todo en la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera. Esta autonomía está defendida por ideologías que niegan el derecho de control de los Estados encargados de velar por el bien común”, afirmó Ojea.

Acompañar al Papa

“Esto –aclaró- no significa condenar al capitalismo, lo que la Iglesia rechaza es la absolutización ideológica del mercado, el que este se convierta de medio en fin y que se lo propugne como autorregulado y aún como regulador de toda la vida social.

Por eso, consideró que “debemos acompañar el esfuerzo impresionante que está haciendo el Papa Francisco como líder mundial, buscando establecer normas éticas en el sistema financiero internacional. Acentuando la responsabilidad de los Estados Nacionales para poner límites al poder de las empresas multinacionales”.

Fuente: Clarín