El hecho se produjo ayer por la mañana cuando los periodistas Irma Montiel, de la agencia de noticias Télam, y Manuel Bomheker, de Radio Nacional, esperaban sobre la calle Wenceslao Paunero la llegada del colectivo del Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) que traía de la cárcel de Bouwer a los imputados Luis Alberto Die-

drichs, Carlos Díaz, Héctor Pedro Vergez, Ernesto Barreiro, Jorge Exequiel Acosta y Arnoldo José López. Según relató Bomheker, cuando el vehículo llegó y los presos comenzaron a bajar, se escuchó que un agente del SPC les advertía sobre la presencia de los fotógrafos. De inmediato, comenzaron a simular que llevaban esposas en los brazos.

“El colectivo no podía ingresar a la Alcaída por el tamaño, por eso bajaron afuera. Cuando entraban, con las manos cubiertas como si hubieran tenidos esposas, empezaron a decirme ‘hola Irma’, ‘qué tal, Irma’, ‘¿te acordás cuando hacíamos el amor?’, con lo que dejaron en claro que sabían perfectamente mi nombre y quien era yo”, relató Montiel a este diario. Hubo más: Uno le gritó “perra culiada” y “recualiada” a la periodista, y Vergez dijo ‘qué olor a mierda” al pasar a su lado.

Además de la violencia de género, la misoginia y la impunidad con que se movieron los represores, la situación dejó en evidencia la complicidad del Servicio Penitenciario de Córdoba, que depende de la Provincia, que les permitió moverse sin esposas, lo que no suelen permitir cuando se trata de otro tipo de tenidos.

Jaime Díaz Gavier, presidente del Tribunal Oral Federal Nº 1 que juzga la causa La Perla, afirmó que solicitó un informe a las autoridades del SPC, responsable del traslado de los presos desde la cárcel de Bouwer a Tribunales Federales, y a la Policía Federal, que tiene a su cargo la custodia de los imputados en el interior del edificio tribunalicio. (La Mañana de Córdoba)