Un templo para los moteros se levanta en un edificio emblema de San Francisco
El paraboloide hiperbólico de avenida Urquiza tomará vida con un proyecto ambicioso que lleva adelante la firma Córdoba Motos. Será una especie de shopping con accesorios e indumentaria, a lo que se le sumará un espacio gastronómico.
Supo decir su creador que no hay otro edificio en el mundo como el paraboloide hiperbólico ubicado en San Francisco sobre Av. Urquiza, entre las calles Entre Ríos y José Hernández. El reconocido arquitecto Rafael Macchieraldo fue quien diseñó y condujo técnicamente esta obra emblema de la ciudad, la cual nunca se terminó.
Emblema por lo que es la vista de todos, algo diferente, llamativo, y sobre todo por lo que el mismo Macchieraldo sostiene: no hay otra obra similar. Pese a ello, quedaba la sensación de que este lugar nunca fue de utilidad para la comunidad, sino que estaba ahí, quieto, casi como una postal.
Hoy, mediante un ambicioso proyecto de la empresa Córdoba Motos el paraboloide cobra vida. Desde hace unos meses se ve movimiento de obreros, camiones con materiales entrando y saliendo, y, sobre todo, mucho del ruido que caracteriza a la construcción.
¿En que se convertirá? En Estación 8, sitio exclusivo –pero no del todo- para moteros. Conservando su fachada histórica y que lo identifica, el edificio constará de tres plantas donde se montará una especie de shopping con accesorios e indumentaria vinculada al mundo de las motos. Pero no solo, también tendrá un bar donde no faltará el café o algo fresco para beber y algún buen sándwich, entre otros productos de panificación.
La idea, indicaron quienes están al frente de la iniciativa, es tenerlo listo entre la primavera y comienzo del verano de este 2024. El proyecto arquitectónico, en tanto, lo lleva adelante el Estudio Chelsea.
Darle comodidad al motero
Maximiliano Córdoba y Joaquín Córdoba, dos de los representantes de la empresa, explicaron a El Periódico que Estación 8 será un local exclusivo de indumentaria y accesorios para el motero: “Está pensado y diseñado con comodidades para que quien viene viajando en la moto pueda estacionar, tener su lugar para dejar un equipaje y encontrar la mejor oferta y variedad de indumentaria y accesorios del interior del país”, contaron.
Sobre lo que pretenden gastronómicamente, indicaron que será una oferta “acotada” pero sin dudas de calidad.
Según Maximiliano, se piensa montar un recorrido organizado dentro de las tres plantas que tendrá el edificio del cual se deshizo en elogios: “Tiene mucha historia, tremenda diría por todo lo que implicó su construcción. Y es una estructura que estuvo años sin tocarse. La siguiente etapa que se viene es el vidriado y estamos ansiosos por verlo porque se verá un cambio grande”, dijo y agradeció al arquitecto Macchieraldo, quien les brindó mucha información sobre el lugar.
Sobre la iniciativa, Joaquín amplió: “Queremos armar un lugar que le sirva a la ciudad, que atraiga a la gente. En la empresa la idea es mejorar la experiencia de compra del cliente. Nosotros en los negocios tenemos al cliente que va a apurado a buscar un repuesto para solucionar un problema y al otro que va en busca de su primera campera de moto o casco y que se toma su tiempo para elegir, y además necesita del asesoramiento. Por eso surge la idea de separarlos”.
Según explicaron ambos, es la mayor inversión en locales que hizo Córdoba Motos: “Es un lugar icónico, queremos abrirlo y que se disfrute”, cerraron con el orgullo de poder terminarlo saldando una deuda con la historia.
Sobre el paraboloide
Rafael Macchieraldo diseñó y condujo técnicamente la obra del paraboloide hiperbólico. El edificio se inició, se le dio la forma pero nunca se pudo terminar.
La idea era que en el lugar funcione la nueva concesionaria Chrysler en 1966. En el momento que se levantó, Urquiza era una calle de una sola mano y a su alrededor casi no había construcciones.
La forma llamativa surge de sumas de líneas rectas de madera en diferentes ángulos y no curvas. Se cuenta que el hormigón se tiró de un solo golpe a través de baldes.
La obra contemplaba un salón de ventas, oficinas en la planta alta y todo completamente vidriado. Pero nunca se pudo terminar.