Revuelta entre internos, motín o como quieran calificar lo sucedido en la madrugada del miércoles causó preocupación sobre todo en los vecinos que viven en cercanías a la cárcel de nuestra ciudad, pero también al resto.

El alerta comenzó con un incendio en el pabellón 3 del Servicio Penitenciario, lo que generó el movimiento de los bomberos voluntarios en la zona carcelaria. Lo más parecido a una escena de película.

El hecho

En principio las llamas se originaron a causa de una trifulca entre los internos de ese sector, donde conviven 26 presos condenados. Siete de ellos se habrían negado a ingresar a sus celdas y bloquearon el acceso colocando camas y quemando colchones; también dañando la iluminación del pabellón, y efectuando una serie de reclamos.

Adentro, la Policía instaló un operativo con dotación completa, chaleco y arma larga, y el refuerzo de otro móvil en el perímetro de la cárcel sumado a un grupo de Infantería.

Los siete presos -todos de Córdoba- alojados allí en cumplimiento de condenas por delitos contra la propiedad (robos) fueron identificados como Walter Pérez, José Sarmiento, Maximiliano Altamirano, Nicolás Villalba, Mauricio Soria, Pedro Azcurra y Alejandro Oviedo. Tres de ellos fueron trasladados a Córdoba y otros cuatro al penal de Cruz del Eje en el trascurso de la mañana de ese miércoles.

La fiscal Leonor Faillá tiene a su cargo la investigación y los imputó como autores de daño calificado. Según declaró a la prensa, el hecho está esclarecido aunque consideró que todavía se están analizando los videos de la cárcel porque no está determinado cuál era el reclamo.

Inseguros

Hechos menores de violencia entre internos y un par de fugas aisladas de presos en los últimos años no llevaron la intranquilidad a los vecinos del sector que sí trajo este principio de motín, según comentaron vecinos a El Periódico.

“Cuando supe que iba a vivir al frente de la cárcel no tuve temor, sin embargo cuando uno ve que están los bomberos y varios policías armados muy cerca es inevitable no asustarse”, dijo una vecina.

Otro vecino que vive a una cuadra de la entrada al Servicio Penitenciario, indicó a este medio que en un primer momento cuando hubo algunas fugas no tuvo miedo: “El que se escapa de ahí no se va a venir para las casas, se va lejos, estamos más seguros que cualquiera”, manifestó. Sin embargo, para el vecino una revuelta carcelaria tiene otra dimensión: “Es algo más grave que puede desencadenar en algo peor”, reflexionó.

Según un informe de la Secretaria de Asuntos Institucionales, Legales y

Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo provincial, elaborado en el año 2007, la cárcel local tiene una seguridad interna que va de “mediana a mínima”.

Replanteo

El abogado penalista y concejal de la ciudad, Damián Bernarte, indicó que se debe replantear la ubicación actual de la cárcel local: “No es una cárcel de máxima seguridad y quedó en el medio de barrios y nuevos loteos. Si se escapa alguien aparece en el patio de cualquier vecino”, afirmó el edil.