Unas 20 personas se encuentran internadas en el Pabellón de Salud Mental ubicado en el Hospital Iturraspe, con edades que van entre los 22 y los 45 años. Tienen diferentes patologías, como trastornos bipolares y depresión, aunque en la mitad de los casos se trata de adictos a las drogas y el alcohol. Sobre todo son pacientes judicializados derivados con orden de internación, que son muy difíciles de contener. De esta manera, ocupan la mayoría de las camas haciendo que no se pueda prestar atención a pacientes psiquiátricos.

Según el director del Iturraspe, Mario Vignolo, los pacientes no deberían estar internados en este pabellón por más de 20 días, sin embargo algunos la ocupan durante meses. El hospital está en condiciones de tratar a los adictos en una primera instancia, pero después lo ideal sería que sigan en instituciones creadas para tal fin.

La familia pide ayuda

El director del Hospital Iturraspe aseguró que entre una y dos familias llegan por día a la institución pidiendo ayuda para un familiar adicto a las drogas. “Es gente que se anima a pedir ayuda, pero hay otra que no lo hace”, sostuvo el médico.

Vignolo indicó que existen pacientes recuperados de patologías psiquiátricas, algunos de alcoholismo y otros de drogadicción, que al ser enviados a su hábitat familiar vuelven a sufrir complicaciones. La mitad termina volviéndose a internar. La causa: el entorno familiar suele ser más patológico que el mismo paciente o simplemente no hay tolerancia. Aunque suele suceder que el paciente no pueda costear afuera los medicamentos para su tratamiento y entonces los abandona.

“Algunos de ellos están cerca de la recuperación y en etapa de reinserción social. Asisten durante el día y por la noche vuelven a su casa. Sin embargo no todos pueden afrontar esta fase porque no todos reciben contención”, resaltó.

El médico insistió nuevamente por un espacio para la contención de estos pacientes “externados” mediante la creación de un Hogar de Medio Camino donde los pacientes puedan llevar adelante la reinserción progresiva a la vida social comunitaria. Claro que siendo todavía controlados. Pero falta un inmueble para que funcione.