Chupar un clavo. Bailar con la hermana o escuchar un partido de ajedrez por radio. Ni los dichos populares más conocidos sobre el aburrimiento alcanzan para describir el tiempo que cada ciudadano pierde haciendo colas en trámites y obligaciones de la vida cotidiana. Bancos, pago de facturas, atención médica, supermercado, transporte urbano, casas de electrodomésticos y sigue la lista. Incluso las gestiones telefónicas. Para todo hay que esperar un tiempo que se vuelve tedioso. Sumando distintas “colas”, un sanfrancisqueño puede pasar 2,3 horas al mes haciendo colas, lo que da un total de 28 horas prácticamente inútiles por año. Más de un día al año dedicado a esperar.

Los bancos, un sufrimiento

A la cabeza del ranking de espera se encuentran los bancos y los trámites en organismos públicos municipales, provinciales y nacionales. Si bien los bancos cuentan con sistemas de banca electrónica, los trámites que se hacen de forma presencial garantizan una pérdida de tiempo más que valioso. Dependiendo del banco, puede ir de 10 minutos hasta tres horas. Las filas de gente esperando en la zona bancaria fueron una postal en el centro de la ciudad por muchos años. Desde hace un tiempo, las sucursales se modernizaron y disponen de un sistema digital que permite sacar número y sentarse a esperar, en algunos casos. Pero las demoras siguen igual o peor. Sobre todo en los primeros días del mes, cuando se cobran haberes o se pagan muchos impuestos y servicios.

Según las consultas realizadas por este medio, el Banco Nación es el que más tiempo de espera obliga a los vecinos para cada trámite. Un promedio de 40 minutos. El que paga impuestos o servicios puede avanzar más rápido. Pero aquel que tiene que hacer otros trámites, como depósitos, gestiones con la tarjeta de crédito y otros, puede estar hasta tres horas esperando. Muchos sacan turno y vuelven más tarde. A no ser que tengan un empleado conocido que los haga pasar y les agilice el trámite, un sistema tan injusto como vigente.

En la lista le siguen al Nación otros como el Macro y el Río, donde el “tiempo muerto” tampoco es de pocos minutos. En el Provincia, por ejemplo, al usar cada una de las tres sucursales para diferentes tareas, el tiempo de espera es menor.  Sin embargo, en la sucursal del centro los trámites suelen demorarse bastante, ya que no todos los cajeros se encuentran siempre operativos.

La mayoría de los vecinos consultados se quejan de que la cantidad de empleados que atienden en los bancos es poca, y que muchas veces el refrigerio, descanso o simple charla entre el personal bancario se extiende más de lo debido y alarga la espera, sobre todo en el Nación, que el “cafecito” de algunos de los empleados puede durar 45 minutos o más a partir de media mañana.

Y más tiempo perdido

Las colas no son exclusivas de bancos. Otros organismos de pagos y trámites como Epec o Emugas llevan un buen tiempo en los que uno podría hacer un crucigrama entero o leerse unas cuantas páginas de un libro. Y lo mismo con los trámites en entidades públicas como el Registro Civil o la Afip, por citar algunos ejemplos.

También los locales de pago rápido de impuestos y servicios tienen un tiempo de espera considerable, de no menos de 20 minutos a media mañana, sobre todo del 1 al 10 de cada mes. De rápidos, estos locales sólo tienen el nombre, ya que las colas que pueden verse fuera de estos lugares son extensas.

La espera para atención médica es muy variable. Sin embargo, los tiempos tanto en el hospital como en distintos centros privados tampoco suelen ser muy reducidos. Hay que sumarle unos 20 minutos en promedio.

Las filas y esperas tampoco se evitan al hacer las compras. En las grandes tiendas de electrodomésticos en el centro, las colas para pagar y, a veces, la espera en la atención, insumen al menos 10 minutos en casi todos. Algo similar ocurre en varios supermercados. En el Vea, por ejemplo, las largas colas a la mañana, con muy pocas cajas habilitadas, son una constante desde hace años.

A esto se le pueden sumar los tiempos de espera en el transporte público urbano, la carga de combustible, o la atención telefónica en servicios públicos o privados, entre otros, lo que da un promedio mensual incluyendo distintas actividades habituales que supera las dos horas de espera por mes.

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POR MES

Con los tiempos en promedio, calculando un trámite al mes en el banco (40 minutos), compras varias (20 minutos), pago de impuestos o servicios (30 minutos), atención médica (20 minutos) y un trámite en un organismo público (30 minutos), cada sanfrancisqueño necesita en promedio 2 horas y 20 minutos en tiempos de espera. También es variable dependiendo la edad y la situación socioeconómica, y a esto se le pueden agregar otros servicios como el transporte urbano o las gestiones telefónicas.

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2 A 4 AÑOS

Aunque son sufridas en pequeñas dosis, estas demoras que se repiten a lo largo del día, de las semanas y los meses suman entre dos y cuatro años de la vida laboral de los habitantes de las grandes ciudades de América Latina. Así lo revela un estudio encabezado por Roberto Igarza, doctor en Comunicación Social, investigador en nuevas formas de consumos culturales y autor del libro Burbujas de ocio.

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APROVECHAR EL TIEMPO

Los minutos que insumen las colas y esperas pueden no ser percibidos como "tiempo basura" si la persona puede acceder, por ejemplo, a un dispositivo móvil que le permita comunicarse, entretenerse o trabajar. En el banco no se permite el uso de celulares, por lo que también puede aprovechar para leer un libro, el diario, o realizar pequeños ejercicios para entretener la mente y controlar la ansiedad.