El calorcito de septiembre se empezó a sentir. Y con él, las dos ruedas comenzaron a rodar. Aunque el auge de las bicicletas comenzó un par de años atrás, no solo sigue vigente sino que además se expande porque a la fauna ciclista sanfrancisqueña que existe se le suman nuevos “pedaleros”.

Hace unas semanas, El Periódico entrevistó a Israel Luis Scarello, uno de los primeros obreros de Cleri Hermanos, la fábrica de bicicletas creada en 1937 en nuestra ciudad. El hombre, que llegó a ser jefe de planta, aseguraba que en décadas pasadas, en los sesenta y setenta por ejemplo, la fábrica de galletitas “Tampieri” tenía casi mil empleados que iban a pie o bicicleta a trabajar. Lo mismo la Fábrica Militar, que tenía unos 700. “Los autos acá, sólo se usaban para ir a misa”, recordaba Scarello.

En los noventa su uso mermó, sin embargo tras la crisis económica del año 2001, la bici salió nuevamente a las calles como herramienta de ahorro. En esos años se calculaba una bicicleta por habitante en San Francisco. Luego el país se reactivó económicamente, lo que derivó en más compra y venta de automóviles y motocicletas gracias a las facilidades que ofrecen las distintas industrias. Y la bici volvió al depósito. De esta manera el parque automotor se llenó de motos y automóviles.

Resurge

La noble bicicleta recobró actualmente utilidad para fines prácticos y de ahorro. Además de los tradicionales y siempre llamativos ciclistas deportivos, enfundados en sus mallas y sus cascos, que ganaron diversos sectores de la ciudad como la Costanera y la autovía antes de ser habilitada, ahora se ven cada vez más amas de casa, obreros, estudiantes y hasta oficinistas de camisa y pantalón de vestir cruzando la ciudad montados en bicis de paseo, carrera y mountain bike.

¿Por qué se da este escenario? La respuesta es fácil: el dinero rinde menos, la nafta aumenta de manera constante y tomar diariamente un remise o colectivo (aunque en este caso sea económico el boleto) genera un gasto que no todos pueden afrontar. Para otros, la llegada del estacionamiento medido, el pagar para estacionar el auto frente al lugar de trabajo o la imposibilidad de dejar la moto en la vereda, provocó que hasta los más remisos en hacer ejercicios trapeen la bici, le pongan un poco de grasa en la cadena, aire a las cubiertas y salgan nuevamente a las calles.

Ahorro y ejercicio

Pablo (29) trabaja en el Parque Industrial y todos los días recorre varias cuadras desde su casa en calle España. “Me sirve para estar bien de salud, hago ejercicios y claro que ahorro al no ir en moto, pero básicamente la empecé a usar para hacer alguna actividad física ya que trabajo muchas horas”, comentó.

Por otra parte, esta semana se conoció que el precio de la nafta súper supera los 13,50 pesos, tras una nueva suba de precios. Esto fue el detonante para que Estela (45) deje de usar su Fiat 147 para ir a trabajar: “Con el auto no me rinde el dinero, lo usaba porque de paso hacía las compras, pero ahora me tengo que acostumbra al canasto de la bicicleta”, indicó la mujer.

Se venden bien, aunque los bicicleteros trabajan menos

La venta de bicicletas es muy buena desde hace unos años, sobre todo aquellas para tiempo libre y práctica deportiva, cuyos precios en el mercado local van desde los 3 mil pesos para arriba. Las comunes, playeras o de paseo cuestan desde 1.400 para arriba promedio, y las mountain bike arriba de los 1.600.

Pero lo paradójico es que los “viejos” bicicleteros tienen menos trabajo, pese a reconocer que ven más bicicletas por las calles.

Así lo sostiene José Ramón Bazán (73), quien arregla bicicletas hace más de 50 años en su local de calle Lamadrid: “Hace cuatro años atrás nos quedábamos hasta las 22 o 23 horas con mi yerno por la cantidad de trabajo; hoy tenemos días en que estamos sentados mirando televisión porque no viene nadie”.

¿Por qué no hay trabajo?, le preguntó El Periódico a Bazán: “La gente aprendió a hacer los arreglos, a poner un parche o a hacer otros arreglos. El obrero por ejemplo, que nos da trabajo a nosotros, no gasta en eso y lo hace por su cuenta porque la plata no le rinde”, respondió. También sostuvo que quienes usan la bicicleta por hobby, también conocen cómo arreglarlas.

Bazán es un memorioso y recuerda las épocas doradas de su trabajo: “Hasta finales de los ochenta trabajamos muy bien, antes de la crisis; en la primera época de Menem presidente también y en la segunda vino un bajón importante”.