El temporal del último 14 de diciembre dejó estragos en la ciudad y la consecuencia más seria se observa en sus espacios verdes. Más de cinco meses después, los grandes árboles-aunque cortados muchos de ellos- continúan con sus raíces en vertical. A esta triste imagen se le suma el descuido a monumentos, fuentes de agua, estatuas y bustos en distintos rincones de San Francisco.

El Periódico realizó una recorrida por distintos sectores y se encontró con numerosos elementos del patrimonio artístico y cultural en un estado llamativo. Demasiado en ciertos casos.

En la Plaza Vélez Sarsfield

Es el espacio de la ciudad que más monumentos y estatuas tiene y, a su vez, la que sufrió las fuertes ráfagas que destruyeron su arbolado todavía sin reforestar.

Sobre avenida Libertador Norte cuenta con el monumento de Iturraspe (obra de Miguel Pablo Borgarello), y otras dos estatuas de santos. Una corresponde a San Francisco de Asís y data de 1930, siendo realizada por el artista José Cuello. En calle Independencia se erige la de otro santo -tal vez desconocido. Se trata de San Pío de Pietrelcina, fraile y sacerdote católico italiano famoso por sus dones milagrosos y por los estigmas en su cuerpo. Esa estatua fue donada por la familia Machieraldo por encargo a Oscar Bolagño, alrededor del año 2005.

Y casi en el centro de ambas plazas se encuentran dos monumentos con sus particulares historias. Más cercana a calle Alberdi se encuentra el Monumento a la Madre, también obra de Miguel Pablo Borgarello, que celebró su aniversario número 50 en 2018. Según refiere Arturo Bienedell, presidente del Archivo Gráfico y Museo Histórico: “Fue encargada por el Club de Madres llamado Paula Albarracín de Sarmiento. Era una entidad de mujeres voluntarias que se dedicaba a atender a madres que generalmente tenían algún problema económico o social. Donde se encuentra dicho monumento se realizaba el homenaje por el día de la madre-se celebra el 21 de octubre- que llevaba adelante dicha institución junto con la municipalidad y al cual concurrían escuelas e instituciones de bien público”.

Años después, el club de Madres desaparecería y con ella también las placas recordatorias y la imagen de la mujer junto a sus hijos sería pintada por numerosos grafitis.

La estatua sin nombre

En la otra plaza, más cercana a calle Pueyrredón se encuentra la estatua “sin nombre”, puesto que nadie sabe su origen ni por qué fue colocada allí.

“Representan la unión de un hombre y una mujer, lo poco que sabemos es que fue creación de Domingo S. Alberto y fue instalada en la década del 1980. Se desconoce por qué fue colocada allí y por qué no tiene nombre”, admitió Binedell.

El busto a Miretti

Tal vez el más bastardeado de los bustos de la ciudad está ubicado sobre Pasaje Hermanos Casalis, entre Pasaje Saavedra y Caseros, donde se encuentra la deteriorada de la plazoleta "Luis Miretti".

El busto recuerda a un reconocido empresario de la ciudad al cual se lo reconoció en 1987 durante la intendencia de Juan Cornaglia. En la actualidad la plazoleta es sinónimo del vandalismo y el pobre de Miretti, o su busto, sufrió diversas pintadas dignas de una obra de Jackson Pollock.

Otros bustos descuidados son el de Domingo Faustino Sarmiento, ubicado en la plaza que lleva su nombre, al cual algún gracioso le pintó unos “blancos mocos” y parte de su cachete. El del General Paz, ubicada casi sobre calle Paraguay y Libertador Norte, cuenta con varios nombres escritos a su alrededor. 

En pasaje Poeta Lugones que divide barrio Iturraspe y Sarmiento, existen dos espacios en estado de abandono, uno de los cuales contenía placas y el busto del afamado escritor que supo vivir en nuestra ciudad. Sin embargo, hace tiempo aquel rostro que representaba al hombre de letras fue retirado para restaurarlo y nunca más regresó a su lugar.