Romina sacó su bicicleta como todos los días y partió hacia su trabajo. Eran pasadas las 7:45 de una hermosa y soleada mañana de enero y por la calle todavía había poco movimiento. Hizo tres cuadras y un violento tirón cambió aquella cotidiana monotonía.

“Se me apareció uno de atrás y terminé en el piso. Yo iba en bicicleta con la cartera colgada. Me acuerdo que escuche solo un ruido y una moto cada vez más cerca. Sentí el tirón, lo miré, y caí al suelo. No tuve tiempo a nada... le vi los ojos, pero tenía casco y andaba en una moto roja tipo Honda Biz”, empezó recordando Romina. “Cuando sentí el tirón pensé que a lo mejor la cartera se me había entrelazado y no la había podido robar, pero ya en el suelo, mire alrededor mío y no estaba”, siguió angustiada.

La joven relató que a pesar del sacudón no sufrió ninguna lesión grave. “Más allá de la caída  solo tuve unos raspones. Pero en el arrebato perdí 200 pesos, celular nuevo, DNI, tarjetas de crédito, credencial de la mutual, lentes recetados, carnet de conducir de moto y auto, la tarjeta verde de la moto y demás pertenencias que llevamos las mujeres en la cartera”, agregó.

Tras ese episodio, la joven contó que fue una situación difícil que le tocó atravesar y que comenzó a tener algunos recaudos al salir a la calle. “Quedé con mucho miedo y  hasta te diría que estoy traumada. No puedo usar más carteras y cuando la debo llevar me la pongo debajo de campera”, afirmó. “Si no la tapa el abrigo cuando voy en moto o en bicicleta –continuó-, la uso del lado que da a la vereda”.

También, reconoció que quedó paranoica cuando camina por las calles. “Si voy andando y escucho una moto de atrás me doy vuelta tenga o no tenga cartera”, explicó. “Quedé con mucho miedo y es una situación que no se la deseo a nadie”, finalizó.

Víctimas

La historia y sensaciones de Romina se repiten en cada relato de personas que fueron víctimas de un arrebato en esta ciudad. Casi siempre son mujeres de diferentes edades que cuelgan sus carteras del hombro y son sorprendidas en un momento de distracción. Por otro lado, la mayoría de los arrebatadores van en moto y muchos llevan cascos para no ser identificados.

Según los datos relevados por este medio, se produce un arrebato por día en San Francisco. Pero hay una cifra negra de víctimas que no realizan la denuncia. “A mí me robaron la cartera, pero no llamé a la Policía. No me llevaron mucho porque en el bolsito tenía sólo órdenes para entregar a la farmacia, pero me ‘jodieron’ la vida por la quebradura del brazo”, contó María del Carmen, una maestra jubilada.

La mujer relató que varias de sus amigas sufrieron este tipo de hecho y entre ellas se aconsejaban a no llevar documentación importante como tarjetas de crédito o documentos cuando salen a hacer trámites por el centro. “Es tema de conversación en cada reunión que tenemos. Es feo decirlo pero muchas quedaron con un miedo terrible de salir y prefieren que nos juntemos en su casa por este motivo. Yo lo superé y tengo que salir porque vivo sola y no tengo otra opción, pero conozco a personas que están presas en su propio hogar”, contó.

María del Carmen recordó que esa mañana había empezado complicada por la gran cantidad de actividades que tenía previstas. “Yo ese día venía distraída y apurada porque debía ir a cuidar a mi nieto y luego nos juntábamos a almorzar en la casa de una amiga que cumplía años. Quise pasar por la farmacia para que me autoricen la medicación que tomo todos los meses. Fue un segundo cuando me rozó apenas la moto y solamente recuerdo que terminé tirada en el suelo”, afirmó.

Como ella dice, la peor parte se la llevó su cara que pegó de lleno contra el asfalto y su brazo derecho que sufrió una doble quebradura. “Hace seis meses que tuve el accidente y todavía voy a rehabilitación”, agregó. “Me acuerdo que estaba en el suelo y un hombre que llamó al servicio de emergencia me decía que me quedara quieta y que no me moviera. También desde arriba me repetía y me retaba diciendo que no debía llevar cartera… y yo pensaba que no había hecho nada malo. Los que hacen las cosas mal son esos chicos que no tienen otro futuro que robar…”, finalizó.