En la cuadra de Belisario Roldán, entre José Hernández y Lamadrid, en el barrio Roca, los vecinos saben que las fiestas son momentos para compartir no sólo en familia, sino también con aquellos que los acompañan todo el año por el simple hecho de vivir en la casa contigua. Por esto, desde hace 18 años, para festejar el año que termina (y el que nace) cortan la calle, colocan tablones, y a eso le suman comida, buena música y cantan y bailan hasta el amanecer.

Cinco familias arrancaron con la tradición de juntarse y hoy llegan a ser más de 130 personas que se reúnen en la cuadra. Los iniciadores fueron los Salvá, los Panero, Actis, Costamagna y los Beldoménico.

Pero la organización del gran evento arranca ya en octubre, con un simple hecho, entre los vecinos eligen una frase para pintar en una pared, una frase que represente sus deseos de paz, amor y amistad.

Se encargan de todo

“Nosotros armamos todo acá afuera, decoramos la cuadra, los árboles, colocamos los tablones y ponemos un DJ, con luces y todo”, explica Sandra Costamagna, una de las organizadoras del evento.

Los vecinos se encargan de todo, inclusive de pedir la autorización correspondiente a la Municipalidad. “Queremos tener todo en regla y no molestar a nadie”, aseguran. Nunca hubo inconvenientes, e inclusive el municipio homenajeó a los vecinos con una plaqueta por el decorado de la cuadra.  

“Cada familia se trae su comida y después se comparte entre todos”, cuenta Alberto Actis. A medida que se acerca la medianoche llegan los infaltables fuegos artificiales, la música comienza a sonar más fuerte y la fiesta ya se traslada a la calle.

Se larga el bailongo con disfraces

Cuando el reloj anuncia las 12, una bocina aturde a todos saludando el año nuevo y es el momento de los saludos, abrazos y alguna que otra lágrima, recordando lo que pasó y a los que ya no están. Después llegan las risas. Y es que varios buscan sus disfraces y van realizando pequeñas actuaciones que roban más de una carcajada.   

“Siempre hacemos un pequeño show en el que nos disfrazamos, a veces armamos algunas obras, con baile, inclusive hasta carnaval. En un principio cada uno traía su disfraz y nadie sabía de qué se trataba, los chicos se disfrazaban también, después con los años los chicos ya venían cambiados para salir, entonces como actores quedamos los más viejos”, cuenta entre risas Alberto.

“Un año organizamos concursos de bailes, con jurado, puntaje y todo”, recuerda Sandra. Y para recibir este 2012 que se va, los vecinos habían interpretado a los personajes de la vecindad del Chavo del 8.

El “Poli” pone el show

Ya entrada la madrugada, a la fiesta le llega el turno de la presentación del “Poli” Panero, el reconocido folfklorista y vecino en la cuadra, que cierra la velada cantando hasta el amanecer.