Elides Rochia fue reconocida por su trayectoria en la docencia con el premio Luna de la Mujer
Ayer, el proyecto Arquitectos Sociales entregó dos distinciones a mujeres destacadas en distintas categorías: una de ellas, Elides Rochia, con 37 años de dedicación a la enseñanza, recibió el reconocimiento en la categoría Nobleza del Trabajo. En una entrevista, celebró su vocación y amor por la docencia.

Esta semana, el proyecto Arquitectos Sociales entregó las distinciones Luna de la Mujer, que reciben aquellas mujeres que son elegidas por votación popular al destacarse por algún aspecto de su vida.
Mientras días atrás Carina Saluzzo fue sorprendida con este reconocimiento al obtener la mayor cantidad de nominaciones por parte de los vecinos, ahora cinco nuevas mujeres fueron reconocidas por el Comité de Honor que conformó Arquitectos Sociales para destacar a nuevas personalidades en categorías específicas como Artes, Ciencia y Educación, Fortaleza en la Adversidad, Nobleza del Trabajo y Servicio Solidario.
Entre ellas, Elides Rochia fue galardonada en el rubro Nobleza del Trabajo por su extensa trayectoria como docente. La entrega tuvo lugar en un acto sorpresa organizado por su familia y amigos, con la colaboración de la Banda Lisa de la Escuela Normal, en un café en donde compartía la merienda con amigas.
En diálogo con El Periódico, se mostró muy agradecida por esta distinción. “Fue una verdadera sorpresa, estaba en una reunión con amigas, jubiladas docentes, y cuando llegamos al lugar para tomar el té, me encontré con un grupo inesperado. Al principio, no entendía qué estaba pasando, pero cuando vi a mis sobrinos y a la Banda Lisa de la Escuela Normal, caí en cuenta de que la distinción era para mí. Fue un momento muy emocionante, aún no lo proceso por completo. Fue hermoso y muy especial”, aseguró.
La mujer tiene una carrera de 37 años como docente. Comenzó a enseñar desde muy joven en su escuela primaria, Rafael Núñez. A los 18 años ya daba clases y, a lo largo de su vida, se formó en dos profesorados: uno en nivel elemental y otro en primaria, lo que le permitió seguir enriqueciendo sus herramientas pedagógicas. Trabajó en distintas escuelas, incluso en zonas rurales.
“Mi vocación fue siempre ser maestra. Desde pequeña le daba clases a mis primitos, a los perros, a todo el que pasaba. La docencia era lo que realmente quería hacer. Mi papá, que era tambero, siempre nos inculcó la importancia del estudio, ya que era lo único que nos podía dejar como herramienta. Me jubilé como vicedirectora en la Escuela Río Negro y fui maestra de grados superiores en Ciencias Sociales y Lengua. Después tuve la oportunidad de enseñar en primer grado, una experiencia maravillosa que me permitió ser más cariñosa y cercana con los niños”, reveló.
La importancia de la docencia
Elides recordó a sus alumnos con mucho cariño. Según contó, les hablaba con el corazón, siempre buscando conocer y comprender lo que sentían: en sus clases, les daba espacio para expresar sus emociones y les brindaba el apoyo necesario.
“Recuerdo que en primer grado, cuando les pedía a los chicos que pusieran la fecha, algunos de ellos escribían lo que les pasaba en casa. Yo trataba de ser una maestra que entendiera lo que estaban viviendo, y creo que eso me hizo ganarme el cariño de muchos”, contó.
Además, compartió que, aunque ya jubiló hace varios años, muchos de sus exalumnos continúan recordándola con afecto.
“Algunos de mis alumnos ahora adultos se acercan a mí y me dicen que me recuerdan con cariño, y eso es muy gratificante. Muchos incluso recuerdan mi Citroën amarillo, el primer auto que pude comprar gracias a los esfuerzos de mi papá”, agregó.
El aliento a los docentes y estudiantes
Elides dedicó la distinción a todos los docentes quienes, a pesar de las dificultades, continúan ejerciendo su labor con vocación y amor por la enseñanza.
“Esta distinción no solo es para mí, sino para todos los maestros que están ahí, trabajando cada día. Es un reconocimiento para todos aquellos que, a pesar de las dificultades, seguimos siendo docentes con vocación”, dijo.
También se dirigió a los jóvenes: “Les pido que sigan estudiando, la educación es la herramienta que les permitirá abrir puertas y crecer en la vida”.
Elides concluyó agradeciendo a su familia, amigos, compañeros docentes y especialmente a sus exalumnos, quienes con sus palabras la hicieron sentir valorada y querida.
También dedicó su agradecimiento a la organización Arquitectos Sociales, especialmente a Ariel Muratore y su equipo, por la oportunidad para compartir su historia en sus habituales entrevistas.