En la esquina de Pellegrini y 25 de Mayo, Sebastián Merillán (32) un cantante callejero oriundo de la provincia de Río Negro que quedó varado en nuestra ciudad por la pandemia de coronavirus, coloca su banquito, saca su guitarra y comienza cantar su repertorio de rock nacional, cumbia y cuarteto para ganarse las monedas y tener qué comer.

Recién el mes pasado pudo volver a tocar en la calle y luego de algún que otro entredicho con agentes municipales o policías que le pedían que no cante tan en el centro de 25 de Mayo, se fue corriendo hasta que terminó en la mencionada esquina.   

“Mi idea no es volverme-le cuenta a El Periódico-, hace tres años que ando recorriendo el país y lo mío es andar. Por eso mi idea es quedarme acá hasta diciembre y volver para la época de la temporada de verano y hacer temporada en Las Grutas”.

Durante el último tiempo recorrió la provincia de Buenos Aires, Catamarca, Santa Fe y terminó cantando en Miramar hasta febrero de este año. Cuando regresaba de viaje se decretó la cuarentena obligatoria. Aquí lo hospedó la familia Chávez de Frontera, de los que se hizo amigo mientras tocaba en la localidad del Mar de Ansenuza.

“Como vieron que estaba en esa situación tuvieron la amabilidad de brindarme su casa y estoy muy agradecido con ellos, pero me gustaría poder conseguir un lugar para mí y dejarles su espacio”, sostiene.

El cantante callejero que quedó varado pero no quiere volverse

Sueña en grande

“Tengo el sueño de ser artista y lo quiero cumplir, hace tres años empecé como músico callejero y  sueño en grande porque Dios es grande. Por eso por ahí me arriesgo a esto”, reafirma.

Poseedor de una voz que al oído puede sonar similar al del líder de La Beriso, Rolando "Rolo" Sartorio, o a la de Patricio Fontanet, de Callejeros, Sebastián hace uso de sus recursos para inclinarse por temas modernos del rock nacional, aunque sabe que en la tierra del cuarteto no puede faltar algún tema del tunga tunga o una buena cumbia.

“Mucha gente me ha  dicho que es la primera vez que ven un artista callejero que hace música en la ciudad y eso me enorgullece un poco. La verdad que la gente es muy buena, solidaria y  respetuosa. Pese a todo lo que estamos viviendo con la pandemia, creo que estoy en un lugar privilegiado”, asegura.

Luego relata que poder cantar para la gente es una bendición, durante muchos años trabajó en la esquila de ovejas en su provincia, también fue albañil hasta que se cansó de trabajar bajo relación de dependencia con patrones que se aprovechaban de su necesidad: “Un día dije no quiero trabajar más para alguien que te explota y no te reconoce como corresponde. Con esto gracias a Dios me va bien y lo hago porque quiero crecer como músico”.

Su idea intención es continuar estudiando en un conservatorio para continuar su carrera musical: “Yo pensaba que la calle era todo, pero no lo es, es un 50 por ciento. Lo otro está en el estudio y me gustaría perfeccionarme”.

El cantante callejero que quedó varado pero no quiere volverse

Para ayudar a Sebastián se pueden contactar al 3564-371811