Gastón Operti falleció el 14 de octubre del año pasado. Tenía 21 años cuando protagonizó dos días antes un choque con otro motociclista, cuyo resultado fue un golpe mortal en su cabeza, pese a llevar casco. Faltaba poco más de un mes para que cumpla los 22.

Ese 14 trágico para la familia que reside en Plaza Luxardo no sólo será recordado por la fatalidad de perder a uno de sus integrantes, sino también por la posibilidad de garantizar otras vidas tras una ablación múltiple de órganos.

“Cumplimos con lo que había decidido él, ya que en su documento figuraba que quería ser donante de órganos”, relató Zulema Gullino (57), su madre, a El Periódico.

¿Por qué Gastón quería ser donante? “Mi hijo de chico venía con un problema en un riñón y siempre pensaba que quizás alguna vez iba a necesitar de alguien que le done si se complicaba su situación. Entonces decía que si a él le pasaba algo iba a ser donante”, indicó la mujer, madre de otros cinco hijos.

Gastón vivía en San Francisco desde hacía un par de años cuando llegó para estudiar Diseño Industrial, carrera que no lo convenció y por eso abandonó. Al mismo tiempo consiguió trabajo en la empresa Akron y el año pasado había comenzado a estudiar Higiene y Seguridad en la escuela Normal. Ese 12 de octubre, cuando sufrió el accidente, en la esquina de las calles Juan de Garay y Almafuerte en barrio Roca, iba directo al trabajo.

“El golpe que tenía era en la cabeza, no tenía otro rasguño. Los médicos me dijeron que no lo llevaba cuando llegué al hospital; yo les respondí que no creía eso porque era muy responsable, hasta en bicicleta usaba el casco. Al otro día la Policía nos entrega el casco y vimos que estaba reventado”, recordó con pesar Zulema.

Pese a dos intervenciones quirúrgicas, el traumatismo de cráneo sufrido fue irreversible.

Un deseo, pero para más adelante

La ablación múltiple se desarrolló en el Hospital Iturraspe. Los órganos donados fueron riñones, hígado, corazón, páncreas y córneas.

“No sé si me trajo alivio en ese momento, pero algún día podré encontrarme con alguien que tenga algo de él, algo que deseo. Aun no lo intento porque es reciente”, explicó y aseguró que todavía no piensa en qué podría generarle ese encuentro: “Por ahí será tener una parte de él cerca de mío”.

Los órganos de Gastón, según pudo conocer la familia a través de un informe del Ecodaic, viajaron hacia Córdoba, Santa Fe y Mendoza, para personas de entre 30 y 60 años, tanto hombres como mujeres.

“Mi hijo era toda alegría, fiesta, de una bondad enorme. Un chico que lo daba todo”, lo recordó Zulema.