La abuela le toma orgullosa fotos a su nieto que practica un “todo bien” con su dedo pulgar hacia arriba. Está subido a un auto Fórmula 1 color naranja y con cola amarilla. A su lado, una niña de rizos castaño claro y vincha rosa se prepara para montar una foca color celeste. El sol le da de lleno en el rostro y sus ojos de achinan. Atrás de ellos, una mamá hace de soporte a su beba sobre un cuatriciclo rojo, mientras Pluto, el emblemático perro de Disney se agazapa esperando un jinete. Todos tienen el mismo deseo: girar.

Son poco más de las tres y media de la tarde y el carrusel de la plaza San Martín de barrio 9 de Septiembre ya alegró a unos 150 niños. Todo un éxito, aunque no hay tiempo para descanso y el boletero sigue ubicando a más chicos antes de apretar el botón rojo, que esta vez va a detonar felicidad: “Aprieto este”, les grita en modo pregunta. Los pibes asienten y la calesita empieza a dar su vuelta clásica tras ocho meses de inactividad.

“Es una alegría que vuelva a andar, ellos están chochos”, asegura una mamá mientras capta con su teléfono las sonrisas de sus dos hijos. Que el carrusel vuelva a estar operativo es un alivio para una abuela que llegó con su nieto a la plaza: “Yo vivo en el barrio hace mucho y los domingos cuando mi nieto viene a comer ya no necesito irme hasta el centro”, señala.

Festejos

La plaza brota de gente. No cabe un alfiler en la tarde de este domingo. Además de la vuelta de la calesita, tan castigada con el feroz temporal de diciembre del año pasado, donde la caída de un árbol encima suyo la inutilizó, lo que valió de campañas solidarias en el barrio para ponerla otra vez a girar, la plaza fue epicentro del festejo del Día del Niño que llevó adelante el centro vecinal. Todo un llamador.

Lejos de las pantallas y la tecnología por un rato, los más chicos conocieron los juegos de antaño, aquellos con los que se divertían sus padres y hasta sus abuelos. Por un lado, había torneos de penales, por otro carreras en bicicleta, la tradicional búsqueda del caramelo en el plato de harina y el desafío de llevar un huevo de un lado a otro con una cuchara. Claro que no todo era vintage, también había castillos inflables, infaltables en los cumpleaños y fiestas infantiles en la actualidad.

Alrededor, la familia sentada y disfrutando de una tarde soleada en un paisaje envidiable. En los barrios también hay vida y buenas plazas, este es un ejemplo claro. El mate, la torta frita, los criollos y las facturas no faltaban en las rondas de charla.

Día del Niño en barrio 9 de Septiembre: un festejo lleno de nostalgia

Héctor Acosta, presidente del centro vecinal, indicó que en este tipo de eventos el barrio “responde” pero se mostró sorprendido con esta convocatoria: al menos unos 500 chicos había a las 16 en el lugar, más los grandes. El vecinalista entendió que la calesita también hizo lo suyo y valoró su vuelta: “El tema de la calesita es simbólico, es un carrusel muy humilde y simple pero que es muy aceptado por los padres y los niños”, indicó.