Este jueves 21 de junio Corina Fernández, una mujer que sobrevivió tras recibir tres disparos por parte de su expareja, disertó en la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional San Francisco

La mujer, que preside la Asociación Civil “Hay una salida”, estuvo acompañada por Claudia Maldonado, presidente de Casa de Esperanza, refugio de Mujeres, y del Merendero Emmanuel, de Las Varillas.

Previo al debate, se proyectó la película “No me mates", que es interpretada por Ana Celentano y Alejo García Pintos, y que es escrita, dirigida y producida por Gabriel Arbos. La película cuenta en alrededor de una hora, la violencia que sufrió, la desatención a sus denuncias, y cómo sobrevivió a los disparos que le dio su ex pareja.

¿En qué consiste la charla?

El tema en cuestión es la violencia de género, sin duda. Siempre apuntada a que se puede salir de la violencia, mi mensaje es desde ese lugar, del que se puede salir y desde el cero victimismo, como que no elijo el lugar de la víctima y el victimario. Yo he tenido la suerte gracias a Dios de haberme encontrado con las personas correctas en este camino, en esta misión que me quedó después de haber sobrevivido y he hecho cursos de violencia interdisciplinaria desde la neurociencia y si me preguntas qué es violencia, desde la neurociencia la definición de la violencia es que es el síntoma postraumático del maltrato infantil. Es algo que no se maneja mucho, que no se sabe tanto. Se habla más de patriarcado y machismo. Y en realidad, la verdad que para que vos te enganches con un violento tenés que venir con una historia ya previa, tanto uno como el otro. La ciencia prueba eso hoy, que nos unimos a la gente por cargas traumáticas, que esto del amor, mmm… en las relaciones tóxicas por lo menos, no.

¿Cómo pasas de ser la mujer con bajo autoestima a la mujer empoderada?

Yo tuve que hacer mucho trabajo interior para estar hoy por ahí empoderada como estoy pero creo que la misión que tenemos los seres humanos en esa vida es por un lado aprender a amarnos a nosotros mismos, cosa que a las mujeres que venimos con una historia de baja autoestima es una de las cosas más difíciles de lograr. Y la segunda es encontrar el don o la misión que tengas en tu vida y ponerlos al servicio. Creo que son los dos, es un evento que yo digo que si bien fue muy desafortunado lo termino bendiciendo, porque me cambió la vida. Y para bien. Cada vez que yo hoy puedo ayudar a una mujer a sanar sano también un poquito yo.

¿Cómo fue el proceso?

Es un camino de ir, que se siente te diría, lo sentís. Ya es una cuestión corporal que ya no podés tolerar la violencia de ninguna índole. Estamos acostumbrados hablar de violencia y para nosotros la violencia es el golpe, el maltrato, el grito. Pero está la otra punta de la violencia que es la que llamamos violencia psicológica que es el destrato, el desinterés, el descuido, el desamor, la indiferencia, es violencia.

¿Quién te ayudó a reponerte?

Mis hijas. La verdad que mi fuerza siempre salió de que tenía dos chiquitas de 9 y 10 años a cargo y con un papá preso. Tenía que salir adelante sí o sí por ellas. O me tiraba en una cama y a la depresión total, o salir adelante por ellas. Pero además creo que mi misión y mi camino fue haciéndose solo, porque cuando me pasó esto a mí que fue hace 9 años la violencia se asociaba a las clases sociales más bajas, no se hablaba de que una persona que tuviera dos carreras universitarias pudiera pasar por esto, esto le pasaba a la gente de las villas, hace 9 años se hablaba de eso. Y tal vez como yo fui una de las primeras en animarme a hablar. Mi caso fue bastante llamativo por lo que ya sabemos, se disfrazó de viejito, medio hollywoodense la cosa, las 80 denuncias, no haber sido escuchada en un año y medio haciendo denuncias y que después mi juicio sea el primero en considerarse femicidio, el cual sentó jurisprudencia en algún sentido, ayudó.

¿Qué consejo le das desde tu lugar a las mujeres que sufren violencia?

El consejo que yo le doy siempre a una mujer que está transitando violencia es que pida ayuda, que primero lo haga conocer a alguna persona cercana, familia, amigos, y después que pida ayuda profesional. Se puede salir de la violencia. Mi asociación se llama “Hay una salida” y de hecho creo que la hay. Ya te digo, todo el trabajo que tiene que hacer la mujer es un trabajo de empoderamiento, sobre todo poder entender esto de la infancia, cuál es tu historia, por qué lo elegiste, desde dónde lo elegiste, porque si no nos sacamos a este violento de turno y viene el próximo y es igual. Y después de que tuvimos cinco violentos decimos ‘qué casualidad, siempre me tocan los mismos tipos de hombres’. Mentira, no existe la casualidad. Uno hace elecciones desde un lugar. Si no trabaja esto con personas especializadas no lo va a cambiar. De hecho yo trabajo con la Asociación Argentina de Prevención de la Violencia Familiar y su presidenta hace 10 años que recupera hombres. Y yo hace como cinco años ya decía que los hombres violentos se recuperaban y me querían matar porque decían ‘Corina defiende hombres’ y no, no defiendo hombres, defiendo una herramienta que está probada por mí porque cuando un hombre desactiva la violencia es una mujer que se salva.