Carlos Bertea (83) es un vecino de nuestra ciudad al que desde hace seis años se lo puede ver dando vueltas por las calles a bordo de una bicicleta eléctrica, llevando su bastón a cuesta.

Se trata de un medio de movilidad que adquirió por decisión propia debido a varios motivos. El principal: porque necesitaba algo para poder trasladarse que fuera liviano ya que está operado de la cadera.

“Me es más práctica, porque soy una persona de edad y es liviana, una moto me resultaría pesada para manejarla”, explica Bertea a El Periódico.

El hombre vio la necesidad hace seis años y no lo dudó: ingresó a Mercado Libre, buscó el producto y lo compró. El vecino recuerda que la pagó 6 mil pesos. “Hoy debe estar cerca de los 40 mil”, asegura.

El prototipo con el que se lo ve en las calles funciona a batería. La bicicleta, que consta de un motor que se carga enchufado a la corriente eléctrica y la batería puede durar hasta 35 kilómetros.

Despacito, por seguridad

Según cuenta, le cambia la batería “cuando ya no anda más”. Una batería puede durarle entre un año y un año y medio.

En lo que tiene que ver con la velocidad, la bicicleta puede llegar a los 35 o 40 kilómetros por hora. Sin embargo, Carlos cuenta que él prefiere ir a 15 o 20 kilómetros por hora.

“La compré para andar yo, para poder movilizarme. Funciona a batería. Uno sube, arranca y se va. No tiene cambios, solo acelerador. Es una bicicleta de dama, rodado 28, reforzada. Es la primera que tengo”, añade con una sonrisa.

Cuidados

Bertea equipó a la bicicleta con medidas de seguridad. Le añadió dos luces, una delantera y una trasera y dos bolsos para trasladar equipaje. La cuida usando un grueso candado cuando la deja sola y tratando de resguardarla del sol.

El hombre asegura que al tratarse de una bicicleta, su uso no requiere de carnet de conducir, de todas maneras se reconoce prudente para manejar.