Rivadero explicó que “la ciudad de San Francisco cuenta con unas 1.750 cuadras pavimentadas, de las cuales 1.530 son de hormigón, las que en un porcentaje importante han cumplido su vida útil, por lo cual las roturas del pavimento se hacen más frecuentes. Diversos factores como la baja capacidad portante del suelo, que además se encuentra saturado por el ascenso de la napa freática, y el cruce de cañerías de diversos servicios, han provocado asentamientos del suelo de la sub-rasante dando lugar a la aparición de grietas y baches de variadas dimensiones que configuran situaciones de riesgo para el tránsito vehicular”.

El plan comprende la demolición de pavimentos deteriorados, compactación de la sub-rasante, la reposición de 520 m2 de pavimento de hormigón de 15 cm. de espesor y el tomado de las juntas originadas por la reconstrucción.