El proyecto  "no sólo aporta valor agregado a ese cereal sino también al desarrollo de las economías regionales y la protección del medio ambiente" , destacaron especialistas.
"La idea surgió por gente allegada que es celíaca, pero el problema radica en que muchas veces la enfermedad se detecta tarde, entonces ya consumían cerveza y su paladar está adaptado a la elaborada con cebada", explicó Elisa Benítez, investigadora asistente en el Laboratorio de Química Teórica y Experimental de la Facultad Regional Resistencia de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), con motivo del Día internacional de la enfermedad, que se celebra cada 5 de mayo.
Benítez precisó que las versiones elaboradas para celíacos, principalmente de maíz, "son muy diferentes en color -más pálida- y en sabor", por lo que empezaron a trabajar con sorgo colorado, "que posee taninos que se pueden regular para llegar al color y sabor típico de la cerveza de cebada". El sorgo es una gramínea muy presente en la región del nordeste argentino, cultivada por su resistencia a condiciones climáticas extremas de escasas precipitaciones y altas temperaturas, al ataque de pájaros e insectos y a la infección por hongos.
Se lo utiliza principalmente para la rotación de cultivos, ya que ayuda a recuperar la estructura y mantener la fertilidad de los suelos, y para alimento animal. "El maíz o trigo pagan mejor la tonelada del cereal, por eso se justifica el flete para transportarlo a otras provincias. El sorgo, en cambio, queda en la zona y lo consume el ganado, por lo que proyecto le da un mayor valor agregado al grano", destacó. Benítez contó que  el proyecto "está en fase experimental"  y calcula que la cerveza podrá beberse en aproximadamente dos años.