La defensa de Diego Lagomarsino adelantó ayer la posibilidad de pedir a la Justicia que cite a declarar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a su secretario General, Aníbal Fernández, a los fines de que aporten información a la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Así lo dijo ayer Maximiliano Rusconi, abogado de Diego Lagomarsino, en una conferencia de prensa que ambos dieron en el despacho del abogado, ubicado en el centro porteño. Lagomarsino, técnico informático que integraba la Unidad Fiscal Amia, dio detalles de cómo le entregó su pistola Bersa 22 a Nisman, a pedido del fiscal. 
Según las pericias judiciales, de ese arma salió la bala que mató al fiscal. También dijo que Nisman no confiaba en su custodia y que le pedía el arma para defenderse. Lagomarsino pareció quebrarse cuando comentó que intentó comunicarse con la familia del fiscal y cuando recordó la relación de Nisman y sus dos hijas.

Fue el abogado Rusconi quien introdujo a Lagomarsino, no sin antes realizar una crítica a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: “No es usual que en un caso de esta gravedad institucional uno escuche 
hipótesis de alguien que 
debe ejercer la primera magistratura del país. Todos escuchamos de la Presidenta más de una hipótesis. Eso no es sano en un sistema de justicia, en un sistema republicano. Debe brindar esas informaciones bajo juramento una declaración testimonial”, dijo el abogado.

De inmediato, rodeado por los micrófonos, tomó la palabra Lagomarsino: “Mi silencio se valió a que la fiscal me lo pidió. Antes de hablar entiendan que no estoy bien porque (se trata de) una persona que se fue, con la cual trabajé mucho tiempo. Conozco a la doctora Arroyo y a sus hijas, no me es fácil enfrentarla para decirle todo lo que pasó. Quería hablar antes con ella”, empezó diciendo Lagomarsino.

Lagomarsino habló midiendo cada una de sus palabras e inclusive ante un par de preguntas, el abogado intervino para hacer alguna acotación. “El doctor me pidió que cuente lo que pasó el sábado (17 de enero)”, avisó Lagomarsino.

Algunos de los párrafos sobresalientes de la conferencia de prensa:

Sábado 17. “El sábado (17) estoy en mi casa y me aparece una llamada privada que no escucho; fue a las 4.25, luego suena y atiendo. Era Alberto Nisman y me pide por favor ‘podés venir’. No era infrecuente. Cuatro de la tarde en enero. Me identifico, hablan con alguien y me autorizan el acceso. Entro por la puerta de servicio como normalmente lo hice. Subo, me abre la puerta, paso a la cocina, en la mesa del living había mucha documentación, me llamó la atención que había cuatro resaltadores amarillos”.

Temor. “’En realidad estoy más preocupado, tengo más miedo de tener razón que de no tener razón’ (relató Lagomarsino que le dijo Nisman). Ahí me pregunta: ‘¿Tenés un arma?’. Me dejó mal parado, no entendía nada porque imagínese que están con su jefe y pregunta eso. Mi reacción fue decir que sí. Lamentablemente le dije que sí. ‘¿Para qué la querés?’. ‘En realidad tengo miedo por las chicas’. ‘Pero Alberto, vos tenés seguridad’. ‘Pero ya no confío ni siquiera en la custodia’. Se quiebra. ‘No sabés lo que es que tus hijas no quieran estar con vos por miedo a que les pase algo’. Yo soy padre, él tenía orgullo tremendo por sus hijas. ‘Es por si viene un loquito y me pega con un palo y me dice traidor hijo de puta. ‘Es un arma vieja y fallaba’, le dije. ¿Es el único favor que te pido y no me lo hacés?’”.

Bersa 22. “Accedí, salí y llegué a mi casa, estaba mi mujer y su hermano y sus hijos. La verdad es que esperé para no sacarla. Mi mujer me vio mal, me quedé tomando mates. A las 19 me suena el teléfono en privado y me pregunta. Le dije que lo iba a encontrar (a Nisman). Espero que se vayan (sus familiares), junto las partes (de la pistola) y la meto en la mochila. Llevo la credencial roja y vuelvo a Madero”.

Final. “Le expliqué las reglas de seguridad del arma. El hizo la operatoria, de cargar y descargar. Me dijo ‘quedate tranquilo que no la voy a usar’”. “En un par de semanas te devuelvo todo”. Lagomarsino contó también que al salir del departamento de Nisman compartió el ascensor con otras personas. También recordó que el domingo 18, el día siguiente al que le entregó el arma, le envió un mensaje por WhatsApp a 
Nisman (“¿Estás tranquilo 
ahora?”), quien no le respondió.

Fuente: La Voz del Interior.