Suena el timbre en una casa cualquiera de la ciudad. Detrás de la puerta una chica dice que viene a traer el pedido. Llegó ahí a través del contacto de una persona de confianza. Pide pasar porque no puede mostrarse demasiado. Ya adentro, entrega el frasquito gotero y explica que para seguir con las ventas todo el asunto debe mantenerse con muchísima reserva. No va a dejar su nombre ni su número de teléfono, el contacto solo se podrá hacer con esa persona de confianza. Cobra en efectivo, da las indicaciones para tomar lo que acaba de entregar y se va. El comprador no tiene ninguna garantía sobre la calidad del producto. Pero no le queda otra y, a ciegas, lo va a tomar igual porque está buscando una solución para sus dolores de rodilla y problemas de sueño. Así es como están obligados a comprar el aceite de cannabis para uso medicinal muchos vecinos de San Francisco y de todo el país: totalmente en las sombras, sin saber a ciencia cierta lo que están tomando y con los riesgos que significa una actividad ilegal

Lo que está pasando en San Francisco y en todo el país es que hay todo un circuito oculto de venta y consumo de aceite de cannabis, una sustancia que ha demostrado efectos muy positivos en tratamientos para diferentes enfermedades o malestares, incluso en muchas que antes no tenían tratamientos eficaces. Este circuito no se ve, pero es cada vez mayor. ¿Por qué no lo vemos? Porque tanto su venta, como el cultivo de la planta, es ilegal, a pesar de que existe una Ley de Cannabis Medicinal que tiene dos años pero muchas limitaciones. Muy diferente a la realidad que se vive acá muy cerca, en Uruguay.

Con la cantidad de información e investigaciones sobre el cannabis (es decir, la marihuana) y sus buenos resultados en tratamientos de numerosas patologías, esta sustancia que hoy parece de moda está barriendo con varios mitos que cargaba y poco a poco gente de todas las edades va comprendiendo que se trata de una droga más y que puede utilizarse con fines terapéuticos y medicinales, con sus posibles beneficios y también sus efectos adversos, como todas las que se venden en farmacias. Muchos especialistas aseguran, además, que sus resultados son muy positivos y que los efectos negativos son mínimos. 

La ley actual no permite el autocultivo y autoriza el consumo solo en personas con epilepsia refractaria, solo después de un largo protocolo en el que agotaron todas las instancias. Pero el aceite de cannabis también se utiliza en esclerosis múltiple y se suministra a pacientes con patologías como alzheimer, depresión, artrosis, ansiedad, autismo, esquizofrenia o fibromialgia. También para migrañas, gastritis y tratamientos para mitigar el dolor.

Aceite de cannabis: una realidad en las sombras

Aceite clandestino

El aceite de cannabis que hoy circula de forma subterránea en la ciudad nace de un producto clandestino. ¿Cómo se obtiene el aceite? A través de la resina que arrojan las flores de las plantas de cannabis, que se diluye en aceite vegetal, generalmente de oliva, aunque también de uva o coco. Dependiendo de la cantidad de resina diluida en aceite, se da la mayor o menor cantidad de los componentes activos del cannabis, cuyos más conocidos son dos: el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). También hay otros factores, como el tipo de planta y su forma de cultivo, lo que incide en una mayor o menor cantidad de componentes activos ya en la resina. 

Valentín, de Conciencia Cannábica San Francisco, resume el principal problema para quienes recurren a este aceite que se obtiene en el mercado negro: al ser ilegal y no haber control de ningún tipo, lo que se comercializa y llega a la mayoría de los compradores puede contener proporciones mínimas de esa resina diluida en aceite de oliva, por lo que será de mala calidad y menos efectivo. 

El joven especialista explica que en San Francisco hay una comunidad cannábica tan oculta como solidaria entre sí, y que desarrolla el autocultivo para consumo personal o para su círculo íntimo. Y que solo en ese ambiente se consigue aceite de calidad. “Hay que resaltar el peligro de algo que se está vendiendo como medicamento sin ningún control. Los efectos negativos del cannabis son mínimos, el tema es que no sabés qué estás tomando. La gente que se mueve fuera de ese círculo de la comunidad cannábica no tiene acceso a ese aceite de calidad de ninguna manera”, subraya.

“Es algo que está muy reprimido, hay gente que se lo oculta hasta a sus propias familias”, explica el joven, que también insiste con el pedido de legalización y regulación de toda la actividad.

Mamá en la lucha

Agustina (nombre ficticio, ya que debe ocultarse para evitar riesgos) es una vecina de San Francisco que tiene una hija de cinco años con hemiplejia, la cual pasó por numerosas drogas que no le hicieron ningún efecto. Desde hace varios años, con la indicación de los neurólogos que la atienden, le da aceite de cannabis. Y asegura que el cambio en su pequeña fue sorprendente.

“Fue un largo camino. Mi hija estuvo en un protocolo con una droga carísima que se traía de Estados Unidos y que no le hizo efecto, la tiró a la cama. Era como un vegetal que yo tenía que levantar, bañar y dar de comer. No tenía ningún tipo de comunicación. Con el neurólogo probamos todas las drogas habidas por haber y no hacían efecto. Decidimos aceptar el tratamiento con el aceite de cannabis y el cambio fue impresionante. Ahora tengo una nena normal, dentro de su patología, y que hace sus actividades y terapias”, cuenta a El Periódico.

Pese a que la hija de Agustina cuenta con la autorización médica y de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para comprar el aceite que se importa de Estados Unidos, igualmente debe recurrir al mercado negro, ya que el autorizado tiene un precio muy alto, que la mujer cifra en unos 16 mil pesos mensuales. Para ella y la mayoría de familias es imposible comprarlo

Ante esto, hace tiempo ya que Agustina obtiene el aceite a través de una ONG de autocultivo formada por muchas mamás de todo el país que están en la misma situación y que luchan, en primer lugar, para que las obras sociales se hagan responsables del aceite autorizado por la Anmat, que asegura que no lo hacen; y en segundo lugar, para que les permitan el autocultivo y legalizar una situación que ya es realidad.

“Tener plantas en mi casa y hacerlo yo no, porque mis hijas dependen de mí y si a mí me pasa algo ellas quedan en Pampa y la vía. Somos muchas madres que estamos en la lucha para que se termine de legalizar y que la obra social se haga responsable”, resume la mujer.

Las madres queremos poder ir a comprar este aceite legalmente a una farmacia, como pasa en Uruguay, que se hace con un registro y estás autorizado, tan simple como eso”, concluye Agustina.

Mercado negro

En San Francisco, según pudo conocer El Periódico, hay mucha gente que elabora este aceite directamente para comercializar, aunque también se fracciona el que se trae de Tucumán o de las sierras de Córdoba, entre otros sitios. 

Para Germán (nombre ficticio), vecino de la ciudad, este aceite era algo desconocido hasta que supo que un amigo comenzó a elaborarlo. Conoció un poco sobre el tema por curiosidad hasta que una vez decidió pedirle. No lo necesitaba para él, sino para una familiar de 89 años que casi no podía caminar por los dolores de rodilla. Luego, otro allegado a la familia también presentaba dolores similares. En ambos casos consumieron el aceite –sin dejar la medicación recetada por los médicos- y la vida les fue cambiando. Los dolores fueron menores y fueron recuperando la movilidad en las piernas. 

“Los familiares que lo consumieron recuperaron el semblante, el apetito, el humor, el cambio fue total aunque no se dio de un día para el otro”, afirmó Germán.

También para Alicia el aceite de cannabis también fue un hallazgo que le mejoró notablemente la calidad de vida a su esposo Fernando, quien sufre de una enfermedad pulmonar. La mujer asegura que comenzaron a tomarlo por indicación médica “de palabra” y que los cambios en su pareja fueron muy positivos. 

¿Cómo funciona?

Los componentes activos actúan en el cuerpo en lo que se llama el sistema endocannabinoide. Y actúan con otros componentes muy similares que el cuerpo produce y que se relacionan con el dolor, apetito, sueño y estado de ánimo, entre otros procesos biológicos. 

¿Cuánto sale?

Un frasquito gotero de 30 ml. puede costar hoy en el mercado negro entre 2.500 y 3.500 pesos. La calidad es incierta. 

¿Cómo se toma?

En gotas, de acuerdo a las necesidades de cada paciente. Generalmente entre 5 y 15 gotas diarias. Los efectos no son inmediatos ni de un día para el otro. 

MARCHA NACIONAL

El 21 de noviembre está organizada la 10° Marcha Nacional de la Marihuana, en la que se reclamará por la legalización del autocultivo de esta planta.

FACEBOOK

En San Francisco, la página Conciencia Cannábica SF, difunde todo tipo de información relacionada con investigaciones sobre los beneficios del aceite de cannabis y el reclamo de legalización de la actividad.