El tiempo se consume en el semáforo de bulevar 25 de Mayo esquina Libertador Norte. Un motociclista que recorre el centro de este a oeste acelera corto y frena su Yamaha Cripton. Lo hace de manera frenética, como si estaría a punto de correr una carrera a la espera que baje la bandera a cuadros. La cuenta regresiva marca el 5, 4, 3… y arranca su moto sin esperar que el segundero llegue al cero y aparezca el color verde.

Esta imprudente conducta suele notarse ahora más que antes desde que el municipio instaló el segundero en algunos semáforos de nuestra ciudad. Si bien pasaba, al no ser evidente el conteo de los segundos algunos conductores salían apresurados cuando asomaba el amarillo.

Los nuevos semáforos cayeron muy bien en la gente, sobre todo en los peatones, según pudo conocer El Periódico. Sin embargo, el apresuramiento innecesario pone en aprietos muchas veces al peatón que ahora puede confiarse más y cruzar la calle con menor atención.

También los autos

Aunque no son solo las motos las que pretenden ganarle al reloj. En el caso de los automovilistas, muchos no pueden con su genio y a medida que el reloj se acerca al cero se van adelantando y pisando las sendas peatonales, que fueron remarcadas en el último tiempo.

El objetivo de esta cuenta regresiva es dar seguridad a los peatones que cruzan y al tener indicados los segundos los conductores no tendrían necesidad de estar acelerando o poniendo el embrague. También se gana en el ordenamiento del tránsito. Y si bien esto no empaña que la mayoría los respeta, los que no pueden con la ansiedad y creen que tienen derecho a acelerar cuando todavía está en rojo no son pocos. Por ganar un par de segundos, ponen en riesgo a peatones y otros conductores.

Por el momento, solo se sumaron con este sistema algunas esquinas como la de 25 de Mayo y Libertador Norte, y 25 de Mayo y Lisandro de la Torre. El municipio se encuentra analizando en qué otras calles incluirá este sistema del conteo de segundos.

QUÉ FALTA

Lo que falta es el sonido cuando pasan los segundos, un pedido realizado por la gente del Centro de Acción Comunitaria de No Videntes (Cacnovi).