Un grupo de jóvenes emprendedores de San Francisco y la región, agrupados bajo el nombre de SanfCovid-19, están produciendo prototipos de mascarillas con impresoras 3D que donarán al Hospital J.B. Iturraspe para que los profesionales de la salud tengan otra barrera de contención  a la hora de tratar con pacientes con síntomas del coronavirus.

Desde mediados de la semana pasada, ante el avance desmedido de la pandemia se gestó el grupo que integran unos 15 emprendedores-entre ellos estudiantes y graduados de Diseño Industrial, del IPET 50 y de otras áreas profesionales- que trabajan de manera remota desde sus casas y comenzaron a debatir las formas de ayudar al sistema de salud de San Francisco.

Julián Callieri, estudiante de Diseños Industrial en el CRES manifestó a El Periódico sobre la cruzada solidaria que lleva adelante junto a varios colegas-son alrededor de 15-: “Sabíamos que al Hospital de San Francisco van a comenzar a llegar derivados-por coronavirus- de gran parte de la región y vimos que podríamos llegar a aportar nuestro granito de arena produciendo máscaras protectoras para que el personal médico esté un poquito más protegido”.

Se trata de máscaras especiales fabricadas con plástico y acetato que se diseñan mediante impresoras 3D a través de piezas que se van encastrando y permiten la higiene de los dispositivos para mantener su inocuidad.

Fabrican máscaras con impresoras 3D para entregarlas gratis al Hospital Iturraspe

Puestas a prueba

Desde el grupo se pusieron en contacto con la dirección del Hospital Iturraspe y recibieron el visto bueno para probar distintos prototipos que cada uno de los emprendedores desarrolló en sus viviendas.

“Actualmente hay varios modelos que queremos probar con los profesionales del hospital. La mascarilla tiene una visera, que se agarra por detrás con algún elástico y por delante lleva una lámina de PET o acetato, que termina de cerrar la máscara para que puedan frenar cualquier secreción de saliva y sirva como una primera barrera”, describió Callieri.

La idea del grupo es que los profesionales de Hospital prueben los distintos modelos desarrollados por cada uno de los emprendedores y luego se elijan las mascarillas que mejor se adaptaron al trabajo para luego comenzar a producirlos en cantidad.

“Cada uno ha realizado de cinco a diez mascarillas, son prototipos y tienen que ser validados por los profesionales de la salud en su tarea diaria. Ellos decidirán cuál es el mejor diseño que se adaptó a su trabajo y cuando nos digan comenzaremos a fabricarlos en la mayor cantidad. Ya tenemos gente de Devoto que quiere replicarlos en su localidad. Para nosotros es una cuestión solidaria ya que estamos todos en este barco y queremos entre todos aportar lo que se pueda para afrontar esta enfermedad”, destacó Callieri.