Durante el mes de agosto, un enviado de Unicef Argentina llegó por medio de Cáritas Diocesana a San Francisco, con el objetivo de relevar la situación social en barrios vulnerables. La preocupación mayor que se llevó el promotor español que llegó a la pampa gringa es la imposibilidad que tienen muchas familias de nuestra ciudad y también Frontera, de asegurar dos comidas diarias y sustanciosas para sus hijos.

Asimismo, la única que sí se le puede brindar puertas adentro no siempre está completa, careciendo de calidad nutritiva clave para el desarrollo, lo que pinta un panorama más complejo, sobre todo para los más pequeños.

Otro indicador detectado es que las verduras y frutas dentro de la alimentación se dan en “contadas” situaciones. El plato de comida que falta, en tanto, proviene de comedores comunitarios y merenderos, que hoy viven una situación difícil porque observan cómo aumenta la demanda pero no las donaciones.

Todo este escenario, que para Unicef no dista de realidades que se observan en las villas del conurbano bonaerense, se da dentro de la patria sojera argentina.

El enviado de Unicef –que hizo relevamientos similares en país como Colombia, Ecuador y Venezuela- arribó a San Francisco en el mes de agosto para conocer, durante tres días, el abordaje y la presencia en el territorio de Cáritas y los esfuerzos que se llevan adelante para paliar la emergencia alimentaria. A su vez, observaron la labor que se lleva adelante desde la cooperativa de cartón La Virgencita. Realizó 27 entrevistas a familias que viven una situación económica y social compleja y en el trabajo se sumó a Frontera.

La relación entre Cáritas Argentina y Unicef, vale aclarar, nace mediante la firma de un convenio en época de pandemia por el coronavirus, bajando la segunda fondos para la compra de alimentos.  

La salud y la educación, otros indicadores preocupantes

Desde la organización que promueve los derechos de niños, niñas y adolescentes también se abordó el acceso a la salud, importante –como la alimentación- en el desarrollo de una persona.

Del informe presentado por Unicef de acuerdo a lo relevado, prácticamente el 100% de las familias entrevistadas “no cuentan con cobertura médica, ya que la mayoría de los encuestados no registran trabajos en blanco”.

Por otra parte, se observó “casos visibles” de discapacidad que deben ser acompañado a partir de la obtención del Certificado Único de Discapacidad (CUD).

Es la primera vez que Unicef monitorea de esta manera en San Francisco. La organización rescató la relación construida con Cáritas donde se generan vínculos y redes de trabajo conjunto.

En otro de los puntos es la existencia de un alto número de embarazos (superior al 85%) durante la adolescencia de las madres encuestadas, repitiéndose la historia en sus hijas.

El dato positivo y relevante, es que el total de los niños que componen estas familias se encuentran vacunados.

En relación a la educación, si bien los menores relevados continúan escolarizados sufren sus familias barreras y dificultades para tener conectividad a internet, aspecto clave hoy con el dictado virtuales de clases y seguimiento docente. También la falta de equipos como teléfonos o computadoras. Pero además, algo visible es la dificultad de los adultos en acompañar la asimilación y entendimiento de las tareas y actividades de sus hijos.

Unicef pide en San Francisco fortalecer la seguridad alimentaria en los niños
Cooperativa La Virgencita.

En este sentido, Unicef rescata el trabajo de la Cooperativa de Cartón de “La Virgencita”, ubicada en barrio Parque, donde además los hijos de quienes participan reciben apoyo escolar y merienda: “Sería valioso continuar sosteniéndolo”, sostienen y aseguran: “La cooperativa es una pieza clave en el empoderamiento y recupero de la dignidad de cada uno de los participantes, dentro de un contexto complejo, donde la droga, el abuso, la violación y el maltrato están muy presentes”.

Causas de un escenario alarmante

Entre las conclusiones a las que arriba Unicef, se evidencia que la realidad en los sectores relevados de San Francisco y Frontera es “de una vulnerabilidad muy profunda, donde se han destruido los ejes centrales del desarrollo, del crecimiento y la igualdad, en la mayoría de las veces debido al ambiente de narcotráfico y las adicciones”.

Por otra parte, según manifestaron las familias y referentes sociales, la violencia mediante abusos sexuales, y la inseguridad que se vive internamente y en los barrios ayudan “a la falta de proyectos de vida y de desarrollo”.

Misma “profundidad de pobreza” que en el Conurbano bonaerense

El director de Cáritas San Francisco, Emilio Amé indicó a El Periódico que el representante de Unicef observó en nuestra ciudad –junto a Frontera- “la misma profundidad de pobreza que existe el conurbano bonaerense”, advirtiendo que la única diferencia entre ambas jurisdicciones pasa por la intensidad, la que se da por una cuestión demográfica.

“Nosotros tenemos un concepto en la ciudad donde se cree que los pobres existen en el conurbano bonaerense, se piensa que ahí existe la mayor pobreza. Pero en realidad, aunque sea diferente existe en todos lados del país”, explicó Amé.

El pasado miércoles, el Indec informó que la pobreza subió cinco puntos y medio en un año y afectó a 40,9% de los argentinos. Entre esos argentinos se encuentran los niños, ya que la pobreza infantil ascendió en el primer semestre de 2020 a 56,3%: casi 6 de cada 10 chicos son pobres en la Argentina.

En este sentido, uno de los pedidos que hace Unicef en San Francisco y Frontera es que se realice un relevamiento censal en cada comedor o merendero con el propósito de identificar a los niños y niñas menores de 2 años, en lo posible diferenciando alimentos y productos de higiene a disposición. Amé compartió y dio su visión, tomando en cuenta el último índice de pobreza: “Cuando estás por debajo de la línea de pobreza la primera suposición que se hace es que no se alimentan como corresponde, por eso centramos el trabajo en detectar a todos estos chicos y darles una comida sustanciosa, que le de todos los nutrientes que se necesiten para tener ese desarrollo. Pero ese desarrollo no va a ser el mismo del que accede a las cuatro comidas diarias. Con suerte estos chicos tienen dos comidas, una en la casa y otra en un comedor o merendero. La capacidad nutricional de esas comidas que se dan no es la misma y eso influye en el desarrollo. También la cuestión afectiva; si no está bien alimentado un niño en los primeros dos años de vida muchas chances de desarrollo no tendrá a medida que vaya creciendo”, aclaró y lamentó: “No es una realidad de dos o tres familias, son muchas las familias que sufren esta situación”.

Cáritas San Francisco entrega en la actualidad 200 módulos alimentarios mensuales y en el comedor se reparten 170 meriendas diarias, un 50 % más que hace un año.

Unicef pide en San Francisco fortalecer la seguridad alimentaria en los niños
La olla popular, algo que en San Francisco y Frontera resurgió este año.

Amé recalcó también que en muchas familias hay personas que sufren alguna discapacidad y que nunca tuvieron acceso a un certificado, lo que se vuelve un desafío a concretar: “A mayor vulnerabilidad, consumo de drogas, entre otras cosas, hay mayor probabilidad que exista alguna discapacidad. Encontramos casos de personas, niños y adolescentes que tienen el problema pero no tienen acceso al certificado (CUD) y a sus derechos”.

Tras este informe de Unicef, el director de Cáritas San Francisco aclaró que el desafío es promover la articulación entre instituciones provinciales de Córdoba y Santa Fe para generar espacios de trabajo interdisciplinario: “Como Cáritas tenemos mucho territorio, nuestras parroquias están en el corazón de los barrios. Otras instituciones como las defensorías de niños, niñas y adolescentes, no tienen esta posibilidad pero sí tienen la estructura armada para acompañar cuando se detecta una vulneración en un niño.

Buscamos trabajar en conjunto con casos puntuales que detectamos e ir resolviendo dentro de lo que se pueda de acuerdo a la capacidad, que en nuestro caso es limitada. Si detectamos que un niño no tiene el certificado único de discapacidad debemos lograr que lo tenga. Es una obligación, además, del Estado resolverlo, pero entendiendo además que hay deberes como ciudadanos”.