Según estimaciones de Defensa Civil, entre 15 y 20 mil fieles devotos de la Virgen de Lourdes arribaron al santuario ubicado en Alta Gracia, durante las primeras horas de este viernes. Bajo una incesante lluvia que inició a la madrugada, caminando o en bicicleta, los fieles van llegando principalmente desde diversos barrios de Córdoba.

Hasta el mediodía de este viernes, está restringido el paso vehicular por la ruta 5.

Pasada la medianoche, se empezaron a observar en la ciudad del Tajamar las mismas postales de cada 11 de febrero, con un ininterrumpido peregrinar, poblando avenidas y calles, con el objetivo en el santuario situado hacia el oeste de la localidad. Los objetivos manifestados por los fieles: pedir, agradecer y venerar a la figura religiosa.

Cabe recordar que en 2021, por razones sanitarias y en medio de la segunda ola de la pandemia, se decidió mantener cerrado el predio para desestimar la marcha de devotos.

Alicia, servidora de La Gruta, señaló a La Nueva Mañana, que en este 2022, el grupo voluntario con el que trabaja decidió mantener distancia de los peregrinos, dejando de lado la tradición de ofrecer mate cocido a quienes llegan por el predio.

"La gente misma se va cuidando como puede, manteniendo la distancia, quedándose en el grupo con el que salió desde Córdoba. Nosotros sólo coordinamos las misas", indicó, subrayando la diferencia con otros años. "Se priorizó el cuidado del peregrino", completó.

La voluntaria precisó también que en esta oportunidad, en un contexto de pandemia, muchas personas han elegido llegar días antes e incluso el fin de semana anterior, para resguardarse.

Roberto Peralta, a cargo de Defensa Civil de Alta Gracia, manifestó que hasta las primeras horas de la mañana, centraron su asistencia mayoritariamente en personas con hipotensión. 

Al coincidir este año el 11 de febrero con el inicio de un fin de semana, el operativo montado por el Comité Operativo de Emergencias Municipal (COEM), conformado por diversas instituciones locales, se extenderá hasta el domingo 13.

Fuente: La Nueva Mañana