“Sensación de tristeza. De haber hecho un esfuerzo muy grande y de estar a la altura. 9 de Julio nos demostró porque fue el número uno de la Conferencia Sur y la verdad que jugó mejor que nosotros durante toda la serie. Lo nuestro fue de remarla de a ratos. Es merecido que hayamos quedado afuera porque jugamos mal y ellos jugaron mejor y es merecido que hayan pasado” esas fueron las palabras de un claro y honesto Daniel Maffei apenas terminado el partido del sábado con el que 9 de Julio barrió la serie a su favor y dejó fuera del certámen a San Isidro de la corriente temporada del Torneo Nacional de Ascenso de basquet.

San Isidro llegó golpeado a la etapa de playoffs, si bien con el arribo de Daniel Maffei logró levantar el nivel del juego y adquirir identidad, la irregularidad que lo marcó durante toda la temporada, también tuvo sus muestras en la post temporada, que terminó, vale decir, con justicia, porque el equipo de Río Tercero dominó a los halcones sin atenuantes y parafraseando al entrenador de San Isidro, era merecido el pase del Patriota a las semifinales.

Un buen arranque

San Isidro con muchos nombres nuevos, con nombres de peso para la categoría, se armó pensando en el ascenso a la Liga Nacional de Basquet, hito que buscaba por primera vez en su historia. Allí en la Fase Regional todo parecía que iba encaminado porque San Isidro finalizó con récord de 8 ganados y 4 perdidos. Jugando bien en casa y afuera. Pero el viento que movía a los halcones, comenzaría a soplar en contra.

 Una Conferencia complicada

San Isidro consiguió un récord negativo en su estadía en la segunda parte de la temporada. En la Fase Conferencia jugó 22 juegos, ganó 10 y perdió 12. Ese camino fue dejando nombres propios en el camino, la salida de Rodrigo Álvarez y Dwight McCombs (llegados al inicio de temporada) trajó a Franco Prelazzi y a Kenneth Mitchel a un plantel que con el nuevo oxigeno pretendía salir de la incosntancia, pero no fue tan fácil. Ya se cerca del final, el 15 de febrero, se marcaba un antes y un después en la historia del club, porque Daniel Beltramo después de cuatro años dejaba el cargo de entrenador y el club de calle Corrientes fichaba a Daniel Maffei para la recta final de la temporada regular.

El equipo de Maffei

Con la llegada del sannicoleño Daniel Maffei, la dirigencia buscaba experiencia de ascenso. El “Loro” ya había conseguido un ascenso con Quilmes de Mar del Plata y con su arribo la cosa cambio, pero no alcanzó para salirse por completo de la irregularidad que signaba a San Isidro. El nuevo DT cortó a Mitchell para traer a Gayden y a Córdoba para traer a Eseverri, y ya luego de conseguir el pase a los cuartos de final eliminando a Oberá, dejaría a Gayden afuera del equipo para que llegue Mariano García, dos días antes de el primer juego ante 9 de Julio, pero eso tampoco sirvió para chocar con un rival superior.

Con Maffei, San Isidro jugó 15 partidos, ganando 8 y cayendo en 7 oportunidades. De los 7 que jugó de local, ganó 4 y perdió 3 (todos en playoffs). Fuera del Nido, jugó 8, perdió 5 y ganó 3. Un récord positivo en el global, pero que en los Playoffs termino siendo empate, porque San Isidro jugó 10, ganando 5 y perdiendo la misma cantidad de partidos.

San Isidro se despidió del certámen, otra vez llegando a una instancia decisiva del TNA, la ilusión se cortó ahí y en casa. Los Halcones Rojos jugaron 44 partidos desde octubre hasta el pasado sábado, ganaron 23 y perdieron 21. Nuúmero que no alcanzó, pero que demuestran lo complicado e irregular que fue el vuelo de los halcones en un nuevo año en la segunda división del basquet grande del país.

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