En el año 1991 el Sport Automóvil Club decide climatizar y techar su pileta de competición de 25 metros. Y desde ahí la pileta del sector noroeste de la ciudad se ha convertido en la única usina que quedó en San Francisco en donde buscar nadadores de alto rendimiento. Esos que bracean contra tiempos y que le supieron dar a la ciudad prestigio a nivel nacional en el deporte.

Maestro del agua

Desde 1991 es que Aníbal Gaviglio forma parte de la pileta del Sport, un club que él dice que es boutique y que es su casa, y en donde convive con esa familia que uno adopta cuando crece. Gaviglio estuvo a cargo de la formación y la preparación de Joaquín Heredia y Andrés Gonzalez, dos créditos locales que supieron no sólo descollar a nivel nacional, y en el caso de González llegar a ser olímpico, objetivo que al “Negro” le costó algo así como 40 mil kilometros, yendo y viniendo entre el cloro y los andariveles.

Actualmente, el del Sport es el único equipo de la ciudad que compite de manera federada, a nivel provincial y nacional. No son muchos los que integran parte de ese selecto y exigente grupo. “El equipo de natación requiere espacio y tiempo. Muchos clubes dejaron de ofrecer al deporte, se concesionaron las piletas, y como los equipos de competición son subsidiados y no son rentables, se centraron sólo en la escuela de verano o en la escuela de natación. Eso ha sido determinante para la cantidad de chicos que nadan a manera competitiva”, clarifica Gaviglio.

¿San Francisco nada?

“Cuando arrancamos teníamos más chicos, pero no hubo una bisagra en cuanto a números, ni para más ni para menos. Fue todo muy regular”, sostiene el entrenador en cuanto a los cambios en la cantidad de nadadores que integraron sus equipos.

Si bien las piletas donde se puede practicar y aprender en la ciudad no son muchas (hay solo tres climatizadas) hay otros dos factores que determinan la cantidad de practicantes a ese alto nivel. Uno es el factor económico, ya que competir involucra viajes, equipación y cuota del club. Y el otro, quizás el fundamental, es el factor humano. Son pocos los chicos que se animan a tomar este deporte pensando a futuro. Los dobles turnos, el desgaste sideral de lo físico, la obtención de marcas (muchas veces nadan contra fracciones de segundo) y los estímulos sociales en la adolescencia terminan, según dice Gaviglio, comiéndole las ganas a los deportistas. Porque en este deporte, el sacrificio no se negocia, se reescribe.

La importancia de San Isidro

Gaviglio se muestra optimista con la apertura de la pileta climatizada de San Isidro, y cree que es un lógico devenir que el club “santo” forme su equipo de competición dándole a la ciudad otro espacio desde donde la actividad crezca. De San Isidro, dice el entrenador, salieron los dos nadadores que hicieron factible hablar de una época dorada en los años 70 de la natación en la ciudad: Alicia Boscatto y Alejandro Giletta. Para el hombre del Sport, los dos primero nadadores con proyección internacional de San Francisco.