Con seis puntos por jugar, contra nueve de sus rivales, las chances de Talleres por lograr el ascenso directo sólo tienen sustento en las  matemáticas. Sportivo Belgrano (14 puntos) y Crucero del Norte (13), que  ya quedaron libres, están por encima de Talleres (12); mientras que  otros tres equipos que vienen por debajo están en condiciones de  superarlo en el desarrollo de esta fecha y de la próxima, en la que la  “T” estará libre.

La sensación de la desesperanza es la que se llevó  Talleres desde el estadio Garupá, tras el 1-1 que consiguió ante  Crucero. Un empate insuficiente para las expectativas, pero justo por el  desarrollo del encuentro.

Aunque nadie quiso dar por cerradas las  posibilidades y prefirieron esperar el desarrollo de los partidos que  quedan, la sensación que invadía a todo Talleres era que había que  empezar a mirar la Fase Reválida e intentar llegar a la B Nacional por  la vía de la promoción.

Aquel  equipo, que Arnaldo “Cacho” Sialle parecía haber encontrado en la recta  final de la primera fase, dista mucho del que jugó ayer. Con la  excepción lógica de las ausencias de Carabajal y Romat (suspendidos), el  resto varió mucho.

Sialle   tuvo un protagonismo indeseado, que derivó en un escándalo. A los 12  minutos del segundo tiempo, fue agredido por un proyectil que arrojaron desde la tribuna local, que lo dejó tendido en el piso. “Me pegaron con   un rollo de papel en la cabeza. Sinceramente, me hizo mal. Me levanté,   pero también me podría haber quedado en el piso. Me mareé un poco hasta  que me recuperé. No quería sacar ventaja, me pegaron de verdad”, agregó  “Cacho”.

Inmediatamente después, desde la popular de Crucero  arrojaron proyectiles hacia el sector contiguo, donde se ubicaban  hinchas de Talleres e integrantes del Fondo de Inversión. El piedrazo  impactó en José Maslub, uno de sus miembros.

Mientras el DT se  reponía, la barra albiazul se percató de las agresiones a la dirigencia y  fue a dar “batalla”. La respuesta de la Policía no se hizo esperar, con  una acción localista: balas de goma, palos y chorros de agua hacia los  albiazules. Todo demoró el juego 10 minutos. Los incidentes también  fueron un elemento negativo que sumado al 1-1 pone al Mundo Talleres  otra vez a la espera de un milagro.

Fuente: La Voz del Interior