“En ningún momento se barajó la posibilidad de una práctica a puertas abiertas. Es imposible, primero porque cualquier daño que sufra el estadio corre peligro el partido que debe jugarse al día siguiente; segundo, porque habría que montar un operativo de seguridad similar al del día del juego oficial”.

La explicación pertenece a una persona que tiene dilatada experiencia en partidos como el que se jugará el viernes en el Kempes. La ansiedad de estar cerca de los jugadores de la selección con Messi a la cabeza es impresionante pero, al margen de aquellos previsores o afortunados que pudieron sortear el caos que fue comprar una entrada, el resto de los cordobeses tendrá que conformarse con ver a las estrellas por TV.

La ilusión de que el reconocimiento de campo de mañana a las 19 fuera a puertas abiertas jamás tuvo chances de cristalizarse. “Era otro Kempes lleno. Acá hay locura por la selección”, se evaluó.

Emeterio Farías, presidente de la Agencia Córdoba Deportes, explicó: “No queda detalle librado al azar. Hay que entender que es un partido que está en el cronograma de un mundial, con similares medidas”.

El plantel albiceleste tiene hora de entrada al Orfeo Suites mañana a las 10 cuando arribe procedente de Buenos Aires. Julio Grondona confirmó su presencia pero no se sabe qué día y a qué hora llega.

El operativo será el mismo que se dio durante la Copa América 2011 y el Superclásico de las Américas.

“No se pidió nada extraordinario”, dijeron desde el hotel. Habrá un vallado y una guardia policial al edificio, del cual la delegación nacional ocupará casi dos pisos y sólo saldrá dos veces: para entrenar mañana y para jugar el viernes.

Los miembros de la delegación almorzarán y cenarán en el hotel, aunque el servicio lo dará un restaurante de la zona con supervisión del chef de la selección.

Así, el contacto de la gente con los ídolos volverá a ser casi imposible y dependerá de que algún futbolista se anime a acercarse a las vallas.