A fines de la década del ‘80 y principios de los ’90 del siglo pasado, cuando el hockey masculino era una disciplina muy poco habitual para la mayoría de los niños, Waldo (46) y Marcos Medina (47) comenzaron a practicarlo en Jockey Club y luego en Athletic, ambos de la ciudad de Córdoba. Desde aquellos días, este deporte se transformó en un estilo de vida.

Después de haber iniciado juntos este camino, casi 30 años después siguen compartiendo equipo en Antártida Argentina, club de nuestra ciudad con el cual se consagraron campeones en varias oportunidades. Jugar en el “Pingüino” también es parte de sostener el vínculo familiar. Ambos son cordobeses, pero Marcos ya es uno más de nuestras tierras al estar radicado en la ciudad desde hace casi 10 años.

“En los inicios hacía fútbol y hockey, las dos cosas a la vez hasta que en un momento se empezaron a superponer los horarios y tuve que tomar la decisión. Me incliné por el hockey. Íbamos al club que estaba muy cerquita, al Jockey, prácticamente lo teníamos en el patio de casa y mi hermana Mónica fue la que metió este deporte en casa. Después inició mi vieja, que fue una de las primeras camadas de Mami Hockey. Al principio, como todo deporte uno se vincula con los compañeros, con amigos y te va enganchando. Y mi hermano también, así que prácticamente hemos hecho todo el recorrido juntos”, contó Marcos a El Periódico.

Luego de unos años en Jockey decidieron cambiar de rumbo y se incorporaron a Córdoba Athletic, donde forjarían un entrañable grupo de amigos ('Los Pioneros'). “Mi vida y los colores de mi sangre son rojo y negro; y a partir de ese momento nunca dejamos de practicar y siempre estuvimos juntos con Waldo, en todos los equipos nos tocó estar juntos”, comentó el mayor de los Medina.

Por su parte, Waldo tuvo también otras motivaciones: “A diferencia del fútbol, que también me gusta, el hockey me parece un deporte mucho más complejo, me parece más difícil que el juego directo con el pie y me pareció interesante el tema de jugar con un elemento intermedio. Soy psicólogo, así que también le doy mucha importancia a lo que es vincularse socialmente. El deporte tiene esa magia de poder vincularte independientemente de tu clase social”, explicó.

Luego aclaró que ellos tuvieron la oportunidad de poder hacer un deporte que tiene tintes elitistas, pero que les permitió hacer un grupo muy fuerte porque en Athletic se encontraron con grandes personas con las cuales se siguen viendo y juntando después de 30 años. “Es lo que generan los deportes colectivos y termina siendo mucho más positivo que los individuales”, comentó Waldo.

Waldo y Marcos Medina en Córdoba Athletic.
Waldo y Marcos Medina en Córdoba Athletic.

San Francisco y un nuevo lugar

En 2013, Marcos aceptó un nuevo trabajo en San Francisco. Decidió mudarse al este cordobés con esa pasión a cuestas y en busca de un lugarcito para poder expresarla. Así encontró a Antártida Argentina, donde junto a su hermano también fueron pioneros del equipo masculino.

“Lo primero que hice fue buscar un lugar donde practicar deporte y cuando mis hijas vieron que había sintético en Antártida ni lo dudaron. A partir de ahí hemos estado muy vinculados al club, como padre, como jugador, como técnico, siempre haciendo todo lo que se puede. Estamos muy acostumbrados a hacer vida de club, mi hija también, la más chica entra al predio y para ella es Disney”, comentó el mayor.

Con su llegada, también se empezó a gestar el equipo masculino. “Fuimos como pioneros del equipo de caballeros. En ese momento estaba Sebastián Musso, Verónica Adamo y empezamos las charlas informales, fue difícil empezar porque la rama masculina no es tan popular, nunca pudimos hacer divisiones formativas y siempre fue de mayores de 16 años para arriba. Fuimos creciendo con los años”, explicó.

La incorporación de Waldo. “Me pareció una gran idea, una excusa para poder ir más seguido a San Francisco, en general trato de complementar el hecho de visitar a la familia y también a jugar un poco, aunque también a competir porque somos bastante competitivos”, expresó Waldo.

“He sido parte de seleccionados juveniles, de mayores, de Sub 23 de Córdoba y siempre lo hice con mucha pasión. Siempre me gustó muchísimo el deporte y ahora con la edad que tengo y todo, con mis ganas, a pesar de las lesiones sigo tirando y poniéndole pilas para no bajar los brazos y seguir haciendo lo que tanto me gusta”, señaló Marcos Medina.

Marcos y Waldo Medina en el seleccionado de la FOSH.
Marcos y Waldo Medina en el seleccionado de la FOSH.

Compartir la pasión con el hermano

Tanto Waldo como Marcos se formaron en este deporte desde muy chicos y esa es la ventaja a la hora de jugar y de incorporarse al “Pingüino”.

“Por la edad que tenemos, tratamos de colaborar y de ayudar en todo lo que se pueda porque somos jugadores formados de chicos. Tenemos mucho para compartir con los chicos que arrancaron de grandes, lo hacemos también para en algún momento dejar la posta a la nueva generación”, explicó Marcos.

“Fue importante haberlo compartido con Marcos, yo lo seguí a él cuando nos fuimos a Athletic. En que yo siga jugando tiene mucho que ver Marcos. Los viajes que hago son solo para jugar en Antártida para unir las dos cosas: seguir el vínculo con la familia y el hockey”, señaló el menor de los hermanos.

“El hockey es prácticamente un estilo de vida, una forma de vida. Es mi cable a tierra, es enseñanza constante, donde yo aprendo y lo utilizo también para enseñar. Siempre traté de que mis hijas hagan un deporte en equipo porque es lo que yo viví. Traigo a mis hijas y ellas son felices acá, eso es lo que me llena, me llena mucho y me gusta. Y haberlo compartido con Waldo también es muy lindo y que él pueda seguir jugando conmigo también. El esfuerzo que hace para venirse a jugar es grande, así que cuando viene siempre aprovechamos bien el día anterior con un asadito en casa, disfruta él también de sus sobrinas que lo adoran. Así que seguimos disfrutando y tratamos de que no se acabe la vida de deportista, de no mirar tanto el documento y seguir un par de años más”, dijo Marcos.

“A mí me gusta siempre agradecer, tantos años de deporte, de un deporte federado que si bien no es profesional implica responsabilidad y tiempo, tiempo que uno le dedica al deporte y que por ahí le quita a la familia, entonces si la familia no apoya, sino acompaña se hace un poco difícil y cuesta arriba. Siempre agradezco el acompañamiento de mi señora Natalia que está siempre ahí el pie del cañón, a veces un poco cansada, pero siempre está y también a mi hija que ella también acompaña y hace que por ahí lo disfruten un poquito más”, comentó Marcos.

Waldo y su paso por Europa

Los hermanos Medina son el alma del equipo de Antártida y ambos muy competitivos. Marcos en sus inicios jugaba en defensa, pero con el correr de los años fue adelantándose en el campo, según confesó su hermano Waldo.

El propio Waldo siempre fue atacante, hoy uno de los más destacados en la Federación del Oeste, tuvo incluso la oportunidad de jugar algunos años en Europa, donde sumó experiencias notables. “En esa época era muy habitual que los chicos cuando llegan a Primera quieran ir a jugar a Italia, entonces era como un sueño que tenía de chico y más allá que en ese momento por ahí no era del todo profesional, la mayoría por ahí tenían alguna chance de vivir de eso. Estuve a punto de irme a jugar a Italia, tirando contactos por todos lados, pero no tenía el pasaporte comunitario y se me complicaba un poco más. Tuve la suerte de conocer a un amigo alemán que estuvo en Córdoba jugando un tiempo con nosotros, me propuso ir a jugar a su club. Era casi ad honorem, me pagaban solo los viáticos, pero tuve la oportunidad de hacer experiencia ahí”, comentó

“Después posteriormente eso sí me sale una oportunidad de ir a jugar a España con Guillermo Schickendantz, que estuvo en el seleccionado argentino y me invitó a jugar en la temporada 2006-2007. Fue bastante gratificante poder dedicarte solamente a lo que te gusta, pero sí identificando nuevamente los vínculos y lo social, cambia la forma de ver las cosas en otros países y esto de lo social allá por ahí es algo más secundario, acá se le da mucha más importancia a los lazos que uno crea gracias al hockey. Obviamente que tenemos cierta competitividad que nos caracteriza, pero pero ejemplo yo me hice amigo básicamente de los chicos que eran de Argentina, pero bueno, siempre extrañando acá porque más allá que sea lindo vivir y dedicarse a eso, primero que es provisorio porque obviamente en el deporte no tenemos mucha vida útil y segundo el tema de la juntada y toda la parte social, no la cambio”, expresó.