Por Faustino Rizzi
Jefe de Redacción El Periódico

Pasando en limpio la polémica generada por los dichos de Juan Pablo Francia, los dirigentes del club terminaron adoptando la peor decisión posible: perjudicaron al equipo, impidiendo que el jugador esté en la cancha. Que es para lo que está.

Si se sintieron ofendidos por sus declaraciones, si se molestaron, si les pareció inoportuno o lo que fuera, lo pueden hablar de frente con el jugador y solucionar de otra manera. Pero no dejándolo afuera del equipo, sobre todo porque Sportivo viene de tres derrotas consecutivas y la situación ya pasa de castaño a oscuro. Esas son decisiones del entrenador, no de los dirigentes.

Francia no los acusó de nada ilegal, solo hizo sus críticas a las condiciones en que entrena el plantel. Es el capitán del equipo y tiene autoridad para hacerlo. Puede decir eso y más también. Después, puede equivocarse o salirse de lugar, como cualquiera. Es cierto, pudo haber hecho esos reclamos de manera privada. Pero igualmente los directivos tienen que aceptar que se los critique, o bien imponer una multa económica, como en la mayoría de los clubes. Primero salieron a desmentirlo, fingiendo incluso que no hay internas en la Comisión, ¿tan ofendidos se sintieron que además tenían que dejar afuera al jugador? A la espera de una sanción definitiva, por el momento lo único que hicieron fue perjudicar al equipo. Y al club. Y a los hinchas.

Francia es el jugador con más talento y trayectoria del plantel. Si Sportivo hoy juega en la B Nacional, en gran parte es gracias a Francia. Pero fíjense que el domingo no va a jugar, porque a ciertos dirigentes no les gusta que los critiquen. En el fútbol, los verdaderos protagonistas son los 22 señores que entran al terreno de juego. No los directivos. Se equivocan feo.