Sube, todo sube. No alcanza, no alcanza para nada. Pasa a diario en casa, cuando vamos al almacén o al supermercado, y pasa también en la que muchas veces es la otra casa: el club. Al que vamos nosotros, al que llevamos a nuestros hijos. Las instituciones tiemblan cuando se ven venir la próxima boleta y hacen equilibrio dentro de los presupuestos trazados a principio de año para que la plata que hay sea la que alcance y no tener que trasladar la suba a las cuotas societarias.

Gas de oro

Debido al uso de su pileta climatizada, cuya caldera se alimenta a gas, desde el Club Atlético San Isidro señalaron a este medio que la última factura del Emugas acusa la cifra de 21 mil pesos, nada menos que mil por ciento de aumento sobre los dos mil que estaban llegando al predio de calle 9 de Septiembre de la institución “santa”. Ante esa novedad, el club presentó un descargo aduciendo su rol social, el uso que otras instituciones hacen de la piscina, y el ente municipal falló a favor de San Isidro y le hará un descuento: el aumento no será de 1000 por ciento, pero se espera un tarifazo no menor al 150 por ciento.

En el club El Tala, la suba fue del 500 por ciento en su factura de gas, según reveló a El Periódico su presidente Fernando Cavallo, quien espera también un aumento alto en la factura de energía eléctrica que aún no llegó a la institución de barrio Catedral.

San Isidro, por estar enmarcado dentro de la tarifa social en la factura de electricidad, no ha sentido tanto el aumento en la luz. Y aparece, la tarifa social, como principal solución para, por ejemplo, los clubes de Baby Fútbol.

Cristian Viola, presidente del Ateneo Deportivo Barrio Jardín, plantea esa situación el poder estar dentro de los beneficiarios de la tarifa social como un alivio a un aumento de luz que estima será de un poco más del 100 por ciento, mientras espera que llegue la boleta de EPEC al club de 9 de Septiembre y Lavalle. El 100 por ciento más de luz ha pagado el Club Atlético La Hidráulica a la Empresa Provincial de Energía de Santa Fe, según indicaron sus dirigentes a ese medio, entre otros aumentos que el club de la ciudad de Frontera ha sufrido en lo que va del año en torno a su participación en la Liga Rafaelina de fútbol.

Aguantar y mantener al socio

Un club de baby fútbol, como por ejemplo Barrio Jardín, precisa entre 15 y 25 mil pesos al mes para mantener su funcionamiento diario. Ese dinero proviene de las cuotas sociales, de la cantina y del cobro de entradas. Viola indica que son esos dos últimos rubros donde se siente la situación económica que atraviesa el país: si antes la familia iba toda a la cancha, ahora se ven muchos casos en que los papás dejan al chico en la puerta y se van, por más que la entrada de 2015 a 2016 haya pasado de 10 a solo 20 pesos, precio que unitariamente quizás no afecte, pero que si se siente cuando el que acude a la cancha es el grupo familiar. En la cantina se nota en el consumo, en la cantidad; Viola indica que no siempre deja ganancias pero que en este año ha dejado mucho menos.

La cuota social es acaso ese lugar sagrado donde los dirigentes no se animan a entrar. Lo que no se animan a tocar, porque apretar ahí puede generar que esa masa societaria clave para el financiamiento se achique, se vaya, y el ingreso que pretendía ser mayor, sea mucho menor.

Ante esa coyuntura, Alejandro Aimaretti, presidente de San Isidro, asegura que a estos aumentos, por ahora, el club planea absorberlos para no incrementar las cuotas. “Pero estamos analizando de empezar a hacer espectáculos y otros eventos extradeportivos para poder juntar el dinero necesario para solventar los gastos presupuestados”, detalla.

La Hidráulica y Barrio Jardín apuestan a los locros, y San Isidro analiza opciones, todo para aguantar el tarifazo, para que la suba no se traslade a la cuota social, lo que sería la solución más fácil.

Fernando Cavallo, presidente de El Tala, considera que estar buscando opciones para solventar los gastos y nos trasladarle las deudas al socio es algo desgastante, y eso hace que muchos padres se desvinculen o no se acerquen a apoyar, y espera que los subsidios estatales y de los entes que regulan los servicios se activen porque insiste que si la idea tanto de los clubes como del Estado es que el rol de las instituciones deportivas sea la de contener a los chicos, si un club no tiene para mantenerse en pie, no cumple su rol.

Ahí la responsabilidad no es sólo de las diferentes comisiones directivas, sino que el Estado juega un papel que resulta trascendental.

Caminos para enfrentar el aumento

San Isidro, decíamos más arriba, está inscripto en el régimen de tarifa social de Epec. Es uno de los pocos clubes bajo esa normativa que permite que el aumento en la tarifa de energía eléctrica no sea tan grave.