El inicio del ciclo lectivo en Córdoba arrancaba auspicioso a inicios de marzo, con la novedad este año de que las escuelas de cada rincón provincial iban a estar conectadas a Internet. Pero en un par de semanas, el inicio de la cuarentena por el nuevo coronavirus cambió todos los planes: devolvió a niños y adolescentes a sus hogares, los cuales fueron convertidos en aulas “virtuales”. Bueno, no todos ya que muchas familias no tienen acceso a la red.

En poco tiempo, las instituciones educativas debieron prepararse para garantizar la continuidad pedagógica de los alumnos y de manera inédita.

El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, señaló que hay "incertidumbre sobre la fecha concreta” de la vuelta a la escuela. De esta forma, las “clases” seguirán a modo virtual a través de plataformas digitales para educar que llegan mediante teléfonos celulares o computadoras. Y según afirman desde el Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba, estamos en presencia de una nueva enseñanza que llegó para quedarse (Ver entrevista a Walter Grahovac).

Más tiempo a la planificación

Según Melina Lista, maestra de segundo grado “B” de la escuela Sarmiento, los docentes se vieron obligados a enseñar de otra manera, dedicando más tiempo a la planificación y a las nuevas estrategias de comunicación: “Tenemos muchísimo trabajo, en mi caso yo planificaba e iba al aula y tenía todo acomodado ante las posibles preguntas o inquietudes que les puedan surgir a los chicos. Ahora tengo que adaptar todo, desde un cuento hasta un contenido porque los chicos a los primeros que le van a preguntar es a los padres, y por ahí los padres no están preparados para dar ciertos contenidos porque no tienen los recursos pedagógicos”, reconoció.

En el caso de los más chicos, las escuelas primarias continúan aplicando el diseño curricular de la Provincia de Córdoba, aunque con el complemento de los sitios Edu.ar (Nación) y Tu escuela en casa (Provincia), con tareas enviadas por los maestros, pero supervisadas por los adultos en casa.

“Al tener antes cuatro horas, como docentes podíamos manejar las actividades dependiendo del día, avanzar o dedicarles más tiempo a determinados ejercicios. Hoy tenemos que acortar los contenidos en base al tiempo dedicado”, explicó en referencia a la nueva enseñanza.

Las actividades se envían por WhatsApp (aplicación de mensajería instantánea en el celular) al grupo de padres, lo que simplifica la organización: “Yo envío actividades y ellos me envían fotos o producción a través de videos. En mi casa lo voy guardado en Drive para luego evaluar”, indicó.

“A todos nos fue un tiempo adaptarnos, recién ahora lo estamos aceptando un poco más. Pero sobre la marcha nos vamos aggiornando. Ahora estoy haciendo una capacitación para poder ver a los chicos. Si bien les mando videos explicando y ellos también me mandan, estamos buscando alternativas para tener otro contacto porque no sabemos cuándo va a ser el regreso. Nos cuesta, pero no tenemos otras alternativas”, agregó Lista.

“El vínculo con los niños se extraña mucho, no es lo mismo enseñar a través de una pantalla. Yo lo extraño muchísimo y ellos también extrañan ese vínculo, la tecnología sirve porque buscamos la forma, pero no es lo mismo. Los chicos necesitan esa palabra de aliento del docente. Se extraña y se siente eso”, dijo Lista.

Sobre cómo los padres reciben las consignas, la maestra del colegio Sarmiento respondió: “En mi caso todos los padres pudieron recibirlas bien, por celular o por computadora. Ahora vamos a avanzar para que puedan conectarse en Zoom (plataforma para videoconferencia) y poder vernos”, contó. También, reflexionó: “Son muchas horas de adaptar contenido para que les sea más fácil a los padres, que también tienen sus trabajos y sus complicaciones; y además de eso también hoy tienen que cumplir una función casi de maestros con los más chicos”.

Adolescentes: más tecnológicos

Silvana Romagnoli, directora del Colegio Superior San Martín, establecimiento de nivel medio, subrayó que los docentes aplicaron herramientas tecnológicas que ya se utilizaban en aula, como el uso del celular, aplicaciones o computadoras con distintos programas.

“Primero hubo que pensar en un protocolo de comunicación, que es lo más difícil en una escuela que tiene más de 180 docentes y 1087 alumnos en el nivel secundario. Ya teníamos una organización por departamentos, por curso y con el docente coordinador de cada curso trabajamos siempre de esa manera para vincularnos con la totalidad de los profesores. Con esto hemos trasladado esa organización a la parte virtual”, remarcó.

Romagnoli puso énfasis en el rol del preceptor en este momento de pandemia, figura que posee un vínculo más estrecho con la familia de cada alumno. “Cada docente le envía trabajos al docente coordinador y este se lo pasa al preceptor que tiene el vínculo con la familia y diariamente se comunica con ellos”.

Sin embargo, la escuela no pudo establecer aún un vínculo con un pequeño grupo de alumnos: “Tenemos un grupo menor de alumnos con el cual no pudimos establecer comunicación con ellos ni con la familia, es una problemática que ya informamos a inspección porque no pudieron participar de las actividades. Serán alrededor de 10 estudiantes”, aclaró.

¿Cómo pueden acompañar los padres a sus hijos?

 La psicóloga y docente de la Universidad de Buenos Aires, María Laura Petruzzi, manifiesta que la disciplina es un factor clave. "Como adultos debemos más que nunca tener en cuenta que ser estudiante es algo que se aprende a hacer. Si los padres son capaces de enseñar rutinas, horarios y hábitos, los chicos en el futuro los habrán internalizado y los pondrán en acción de manera autónoma".

En torno a los estudiantes de la escuela primaria, Petruzzi recomienda que la rutina sea lo más parecida posible a los horarios que tenían en la escuela. En relación a los chicos de secundaria, señala: "Los padres deben, en lo posible, contribuir con un entorno de trabajo que ayude a la concentración".

Trabajar la parte emocional

Para Romagnoli, los cambios y la adaptación a las circunstancias no solo suponen un esfuerzo en la práctica sino también en lo psicológico. “Son momentos donde se pueden generar ciertas ansiedades o angustias, por eso tenemos que empezar a trabajar la parte emocional, saber cómo se sienten quienes están en la distancia. La tarea del docente es bastante compleja, porque es acompañar el aprendizaje y también las emociones”, sostuvo la directora del San Martín.

“No podemos tener la certeza de que todos los estudiantes estén comprometidos y haciendo la tarea, es muy difícil saberlo en la inmediatez. Tenemos que pensar otras estrategias para saber si están aprendiendo. Ahí está ahora la habilidad del docente”, señaló Romagnoli.

Respecto al compromiso de los alumnos en casa y con las tareas, Romagnoli manifestó: “No podemos tener la certeza de que todos estén comprometidos y haciendo la tarea, es muy difícil saberlo en la inmediatez. Tenemos que pensar otras estrategias para saber si están aprendiendo. Ahí está ahora la habilidad del docente. La evaluación ahora va a ser cualitativa, no se puede calificar con número. Al regreso se tratará de recuperar lo que el estudiante no consiguió en esta etapa”, puntualizó.