Los padres de la categoría 2007 de Deportivo Sebastián no podrán ir a los partidos que sus hijos disputen en el Nacional de Baby Fútbol que se realizará en enero. Esta determinación la tomó el club, con el aval de los padres -que firmaron un documento-, tras la agresión sufrida por el entrenador del equipo por parte de un familiar de uno de los jugadores.

La institución también aseguró que el caso ya se encuentra en la Justicia –se hizo la denuncia correspondiente- y sancionó al agresor de manera permanente (en diciembre se realizará una asamblea para aplicar la sanción definitiva). Desde el club se mostraron muy conmovidos por lo sucedido; y lamentaron y repudiaron el hecho con fervor.

Luis Pinto, coordinador general del club, explicó: “Nos duele en el alma decirlo, el agresor fue jugador del club. Se crió en Deportivo Sebastián. Pero uno no puede medir y controlar sus reacciones. No sabemos qué pasó".

"Desde la liga piden que los clubes empecemos a tomar estas decisiones con los violentos, se tienen que terminar estas situaciones. El fútbol es de los chicos y los grandes se tendrán que amoldar", agregó.

Reglamento interno y control permanente

Patricia Vega, presidenta del Centro Deportivo River, coincidió con la medida tomada por el club Sebastián y consideró que si bien los episodios de violencia verbal -y rara vez de violencia física- suceden en pocas ocasiones, deben tener un control permanente.

El club implementó desde hace varios años un reglamento interno que se entrega a la familia de cada niño que llega al club para que sea firmado. “Al principio fuimos muy criticados, pero hoy hay varios clubes que lo tienen porque nos lo han pedido para implementarlo. Manejamos alrededor de 100 chicos por sábado y como está la sociedad no estamos exentos de estos episodios, que no deberían ocurrir en un juego de chicos”, indicó.

“Hemos sancionado técnicos y padres que estuvieron suspendidos por un año por gritar o discutir en la cancha. Este año no sucedió nada, quizás porque ya se acostumbraron a comportarse. Cada sábado que se juega es un monólogo nuestro, nos ponemos largos diciendo: ‘Por favor alentemos y no gritemos’. Porque la sanción después es económica, nos sacan la localía y no podemos recaudar para sostener al club o realizar alguna obra. A mí no me da vergüenza cruzar palabras con los padres, somos muy exigentes”, agregó Vega.

Este control, claro está requiere de redoblar esfuerzos innecesarios de quienes colaboran en el club de manera desinteresada. Sin embargo, los directivos saben que tampoco es garantía de que los episodios de violencia no sucedan. “Sabemos que es muy difícil manejarlo. Pero te puede pasar”, expresó.

Misma sanción y más diálogo

También Jorge Cena, presidente de Barrio Cabrera, respaldó la medida de Sebastián y afirmó que ellos tuvieron que aplicar derecho de admisión por una discusión en la tribuna con padres de Barrio Jardín (club que implementó la misma medida).

“El papá sabe que el chico entra a un club donde la gente trabaja ad honorem, que la gente deja su familia y su trabajo para estar acá, y no merecés que te pase algo así. Todos tenemos problemas en los clubes, más y menos, pero suspender gente y prohibir la entrada a la cancha parece que es la única forma de que se termine la violencia. Hay que resguardar a los chicos y a la gente que está en el club. Los clubes cada vez tienen menos gente para trabajar, nos tenemos que defender como podemos. Somos grandes y no puede ser que nos podamos entendernos hablando”, manifestó.

Cena señaló que muchas veces se traen los problemas personales a la cancha. “Hay que hablar más con la gente y con los padres… No vienen con maldad a la cancha, pero a veces se desquitan insultando al árbitro o discutiendo por todo; y vos ves que termina un partido, terminan todos gritándose y los chicos al rato todos juntos pateando en la canchita de al lado”, dijo Cena.

Por otro lado, también explicó que resulta complicado estar al tanto de todo. “En la mayoría de los clubes tienen alrededor de 90 chicos, y son 90 familias. Es complicado estar atento a todo, y no es porque hacés las cosas mal”, sostuvo.

Y agregó: “Los que estamos en una comisión no somos dirigentes hechos, somos gente de buena fe que viene a laburar para dar una mano en un club, hacemos lo posible para que el club funcione. A veces con equivocaciones, claro, hoy es muy complicado mantener a un club y cada vez con menos compromiso de la gente”.

- OPINIÓN

Responsabilidad del Estado

Así como se ha resuelto de manera eficaz, y digno de elogios, la cuestión sanitaria con un enorme apoyo del Gobierno local; y también se brinda capacitación a dirigentes a través del CRES -no así a entrenadores, hasta el momento-, resulta necesario señalar también que desde el Estado no se desarrollan políticas con acciones directas para resolver, o por menos apaciguar, la violencia en el deporte en San Francisco.

Sin embargo, los episodios se repiten en el tiempo, aunque en su mayoría son verbales. En otras ligas con lamentables sucesos -y distinto contexto-.

Es evidente que se está ante un problema que desborda a las instituciones, en este caso en particular a clubes de una liga que funciona bajo la órbita del Gobierno municipal.

La Policía ha brindado respuesta ante hechos de robos y de vandalismo. Es responsabilidad del Estado también ayudar a construir un ambiente más sano en el deporte local.