El cura catamarqueño Fray Mamerto Esquiú quedó hoy más cerca de su beatificación, después de que el Vaticano informara el fallo que realizó la Consultación de los Médicos respecto de la no explicación científica ante la sanación de una niña de Tucumán.

La obra de este sacerdote de la Iglesia Católica dejó sus huellas en Córdoba capital, ya que fue obispo de esta ciudad entre 1880 y 1883.

Un equipo de profesionales médicos analizó el caso de una pequeña que, según los relatos de su madre, un médico le recomendó pedirle a Mamerto Esquiú e incluso que la tocara con un trozo de su manto para pedir por su salud.

Testimonio de la madre

Si bien no se detalló la patología que sufría la menor, se conoció que se trató de una enfermedad de nacimiento y que le dejaría secuelas.

De acuerdo con lo que contó la mamá de la niña, " a la semana "se había curado". La causa de beatificación había sido iniciada hace 72 años, pero ya en 2005, fue declarado por el Vaticano como Siervo de Dios; y en 2006, Venerable.

El fray Marcelo Méndez, vicepostulador de la causa, envió este jueves un comunicado en el que informó la decisión de los profesionales: “Hoy 21 de noviembre de 2019, siendo en Argentina las 7, y en Roma las 11, la Consultación de los Médicos de nivel internacional convocada por la Santa Sede, declaró lo no inexplicable del milagro atribuido a la intercesión de Fray Mamerto Esquiú. Ha sido una discusión cerrada, ha llevado su tiempo, pero finalmente todos los médicos, por unanimidad, han declarado que no tiene explicación científica".

Al conocerse la noticia, la Iglesia Catedral de Catamarca y el Convento Franciscano de esa ciudad hicieron repicar las campanas a modo de festejo. 

Paso por Córdoba

Fray Mamerto Esquiú fue consagrado obispo de Córdoba el día 12 de diciembre de 1880, y tomó posesión de la sede episcopal el 16 de enero del año siguiente, "aunque siempre creyó no corresponderle la dignidad episcopal", de acuerdo la información del Arzobispado de Córdoba.

Tres años después, falleció sorpresivamente, el 10 de enero de 1883, a las 15, en la Posta catamarqueña de El Suncho, mientras regresaba desde La Rioja en Diligencia.

Mientras sus restos descansaban en la Catedral de Córdoba, el corazón “incorrupto" del religioso permaneció custodiado en el Convento Franciscano de Catamarca, considero una reliquia. En ese entonces, se le realizó una autopsia de su cuerpo debido a que se sospechaba que podría haber sido envenenado.

El corazón de Esquiú fue robado en varias oportunidades en Catamarca, el último hecho fue en 2008.

Fuente: La Voz del Interior