“Plumero” y el “Chelo”, como se los conoce en el barrio. La memoria de los futboleros que peinan canas los recuerda con nostalgia pisando la pelota en los porteros de la ciudad, en las épocas donde se respiraba fútbol cada fin de semana en la Liga Amateur o Regional.

Norberto “Plumero” Beldoménico (47) y Marcelo “Chelo” Frócil (55) hoy la rompen en Defensa y Justicia de la Liga Independiente. Dos cracks, llenos de historias, de goles y de gambetas, pero principalmente de fútbol. Ambos charlaron con El Periódico y contaron su visión sobre el deporte más lindo de todos.

De ustedes se dice que eran grandes jugadores pero que no llegaron tan lejos, ¿cómo era el fútbol en aquella época?

P: No teníamos el pensamiento de vivir del futbol, siempre lo hablamos con los amigos en Defensa y Justicia, no teníamos el hambre de gloria que tienen hoy los jóvenes…  Nosotros veíamos otra cosa, lo nuestro era el futbol criollo, amateur, ese que se está perdiendo en la ciudad hoy por hoy, no sé si para bien o para mal, pero se está perdiendo. Son cambios de época.

C: Nosotros jugábamos al futbol por la camiseta, éramos los pibes del barrio y jugábamos por eso. Siempre lo comento, no lo veíamos como un medio de vida. Uno se conformaba con jugar en el equipo de barrio y a lo sumo llegar a Sportivo. Ese era el pensamiento en líneas generales, había adelantados en aquella época, claro, pero eran los menos.

El creativo, un puesto muy particular

“No es fácil encontrar creativos. Ser estratega te da algunos privilegios, hay otros puestos que son más sacrificados. Tirás un caño y te sale mal, nadie te dice nada, te la van a bancar. Perdés una pelota y no te van a decir nada porque saben que después podés hacer algo diferente”, señalaron.

Hoy cambió completamente la mentalidad de los jóvenes…

P: La televisión hizo mucho para que los jugadores vean a dónde pueden llegar, qué es lo que pueden lograr. Hubo muchos con grandes condiciones, pero no nos hicieron ver hasta dónde podíamos llegar, no teníamos las facilidades de hoy. Hoy salís del Baby y tenés a 4 o 5 equipos arriba que se quieren llevar al chico de 12 o 13 años.

C: Yo lo tomaba como un hobby, a todos nos pasó más o menos lo mismo, yo empecé a cobrar porque un día me pagaron y no porque uno quiera vivir de esto. Nunca tuve el pensamiento de vivir del fútbol, igual yo entrenaba a la par de todos y estaba de 10, pero el cuidado profesional nunca me motivó.

“Este año cumplo las Bodas de Oro, 50 años atrás de una pelota. Ya a los 55 no es lo mismo, pero sigo jugando al futbol”, contó Frócil, entre risas.

¿Se está perdiendo el puesto creativo?

P: Sí, cada vez hay menos. Antes en cada equipo de Liga Amateur había dos o tres jugadores de creación. Jugaban juntos. Hoy si encontrás uno o dos en una liga es mucho. Juan Pablo Francia en Sportivo es el único que se me viene a la mente acá y ahora”

C: “Aparecen pocos y se los empieza a extrañar. Los Riquelme, escasean. Pasa que se terminó campito, antes aprendíamos a esquivar buches, pateábamos descalzos, había una serie de cosas que estabas todo el día con el futbol y eso, aunque no parezca, te enseñaba. Hoy son contados”.

¿Es otra cosa ser entrenador?

P: Yo estuve como DT y no es fácil. Es totalmente distinto, no tiene nada que ver. Me gustaba ser DT, estuve en el Baby, en las inferiores de Antártida, pero cuando llegué a Primera ahí noté el cambio generacional de lo que pensaba yo y lo que piensan los jóvenes en primera hoy. No me adapté, sufrí el cambio y di el paso al costado porque lo sufrí. Yo sentía mucha impotencia de afuera, uno dice “eso yo lo haría así, o bajaría la pelota bien” y una vez me lo dijo el Cachi Gómez: “Vos le pedís a los jugadores lo que hacías vos, pero los chicos de hoy no son como vos”.

C: Yo soy muy cambiante, de ser jugador a ser DT. Soy mucho más complaciente, pero siendo jugador soy más protestón y tengo otro temperamento. Como jugador yo era como los actores, me cambiaba, me reía un poco antes de entrar pero a la hora de jugar me olvidaba de todo, lo único que quería era jugar… Yo fui DT pero guío un poco a los muchachos en Defensa y Justicia, y como DT tendría más paciencia porque sé del sacrifico que hay adentro de la cancha, lo valoro más al esfuerzo de los jugadores. No te voy a regalar nada pero si soy mucho más criterioso y paciente. No es lo mismo, sino Maradona sería el mejor técnico del mundo.

Frócil: “El fútbol está en decadencia”

“Antes jugaba el que sabía, realmente. En el puesto que sea, el que no sabía no jugaba. Hoy entrenan, corren, tiene dedicación, pero hay jugadores que tiene la suerte de jugar en un nivel AFA o Selección y uno dice “este no juega ni en el campito”, en mi época no hubiese entrado ni en la práctica del barrio. Es una realidad, hay jugadores de nivel profesional que no saben sacar un lateral. Equipos que no hilvanan una jugada en todo el año, el futbol está en decadencia. Cuando me quiero dormir a la noche pongo un partido de futbol. Nosotros venimos de otro futbol, a mí me fastidia”, apuntó.

Dos que la pisan y encaran

Frócil en Sportivo

“Yo estaba bárbaro, entrenaba a la par de todos, pero a la hora de ir a dormir el resto estaba durmiendo y yo no. Nunca me lo tomé en serio, no era lo que me interesaba, tenía una vida media cómoda: laburaba, salía, vivía bien y tranquilo con eso, no necesitaba de lo otro, por eso nunca me motivó ser profesional”, contó el “Chelo”.

Antártida y nada más

“En Antártida estuve 12 años, siempre tuve propuestas, pero siempre me quedé porque estaba muy cómodo ahí, a lo mejor ganaba más plata en otro lado pero ahí me sentía bien. Siempre recalco eso, si vos estas cómodo vas a rendir 10 veces más por más que ganes mucha guita. En la situación de hoy es difícil que no te tiente, esa comodidad es impagable, ahora es otra cosa”, contó Beldoménico.

“Me buscaron de Sportivo, pero yo no quise ir, en esa época había rivalidad y yo era un referente de Antártida. Uno jugaba por pasión, y eso es lo que cambió, no me gusta cuando un referente se cambia de vereda. Un tipo labura para pagar una entrada y llevar a su hijo a la cancha a ver a su ídolo, y ese ídolo al otro día se cambia de vereda”, relató.