La pandemia, y con ella la imposibilidad de viajar, hizo que muchas familias decidieran invertir sus ahorros en piletas pensando en un verano dentro de casa. Hay quienes optan por piscinas de fibra de vidrio y quienes desean construirlas de material. Por ello, la variedad de precios es muy amplia, sostienen quienes trabajan en el rubro. Al hablar de precios, la base es en promedio 250 mil pesos.

Desde Piscinas IPC San Francisco, donde comercializan piletas de plástico reforzado con fibra de vidrio, su titular Diego Giampaoli comentó que las que más se venden son las que van de 6 a 7 metros. “La empresa nuestra tiene piscinas competitivas, que son piscinas completas y equipadas, con sistema llave en mano. También tenemos una piscina de alta gama, que eso también marca la diferencia porque es una piscina que viene súper equipada. Pero hoy la que más se vende son de ese tamaño. Hablando de piscinas terminadas, completas y funcionando, cuestan de 250 a 350 mil pesos aproximadamente”, detalló.

Respecto a los modelos en el mercado, Giampaoli explicó: “Tenemos una variedad de cuatro o cinco modelos. Pero el cliente cuando viene a nuestra empresa se encuentra con productos mucho más económicos que esos y otros más caros por el equipamiento. Tenemos tres líneas de precios de piscinas”.

De material

Miguel Merlo, quien se dedica al rubro de la construcción, específicamente de piletas, aclaró que hay gente que trabaja con “otros números” pero remarcó que sus trabajos garantizan calidad. Al ser consultado sobre los precios, informó que una pileta de unos 7 u 8 metros por 3,5 metros puede costar unos 500 mil pesos. ”No digo la mitad, pero hay gente que por mucho menos hace una pileta. Es como construir dos habitaciones y un baño. Lo podés construir de varias maneras”, ejemplificó.

“Varían los números de uno a otro, porque la gente me comenta, es terrible la diferencia. Empiezan con la misma idea pero cambian, por ejemplo, el espesor del piso, la calidad del borde, de la cañería, del equipo filtrante a pesar de que usamos las mismas marcas. Pero por ahí ponen una bomba más barata, llaves más económicas, van haciendo eso para abaratar”, indicó, a la vez que aclaró que ese precio varía de acuerdo al tamaño de la pileta.

Por su parte, desde Mar Construcción de Piletas, una empresa familiar con más de treinta años de trayectoria, informaron que la más solicitada es la de 6 por 3 metros, más solar húmedo adyacente, con bordes atérmicos, luminarias de colores y láminas de agua, entre otros agregados que permiten que los precios oscilen según las preferencias. En valor aproximado, se puede hablar de 275 mil pesos en adelante.

Demanda

En el rubro aseguraron que la demanda, a comparación de otros años, se duplicó.

“Venimos trabajando todo el año. No cortamos. Es una empresa en la que tenemos proyector durante todo el año. Cortamos en marzo para dar vacaciones pero empezamos a trabajar en  abril. La temporada fuerte es septiembre, que se triplica la venta normal. Con la pandemia, el primer mes fue de incertidumbre, como todo el mundo, pero empezamos a buscar estrategias entendiendo que esto iba para largo. Empezamos a trabajar en abril vendiendo piscinas. En mayo cuando se empezó a abrir todo empezamos a instalar y hace de junio que estamos sin parar”, comentó Giampaoli, de Piscinas IPC San Francisco.

Luego, el comerciante sumó: “La gente no puede viajar, entonces invierte ese monto que tenía para los viajes en la piscina, incluso se está usando mucho la tarjeta. Sabemos que uno usa mucho la tarjeta cuando va al exterior, por eso las cargan de dinero y hoy se encuentra la gente con montos importantes en sus tarjetas y compra la piscina. El sistema de financiación estrella que tenemos es la tarjeta y trabajamos mucho con mutuales a tasas muy bajas”.

Nicolás Martinengo, de Mar Construcciones, coincidió en este punto: “La mayor demanda de construcciones es desde abril a diciembre, incrementándose notablemente este año por el tema de la pandemia”.

A Merlo le sucedió algo similar: “Estamos desbordados por la cantidad de trabajo. Hacía varios años que no se veía esto. Yo, por ejemplo, tengo por semana dos o tres personas que me llaman para construir y no llegamos. Estamos con dos meses adelante y tomamos hasta ahí y después hasta sacar un poco no tomo más trabajo porque no te sirve más el presupuesto. Hay gente que me comenta que este año no cambia el auto porque no va a tener vacaciones y hay que hacer algo para pasar el verano. Después hay otros que construyen porque ya vienen haciendo casas nuevas, hay gente a la que no le cambia hacerla o no hacerla, igual la construye. Y después otra gente que tenía algo ahorrado en dólares y se dio cuenta que hoy cambiando unos dólares llega”, sintetizó.