La construcción en San Francisco está en alza. Y esta tendencia, aseguran desde el rubro, se debe a una forma de ahorro ante un panorama económico complejo en que algunas formas de inversión ya no son igual de convenientes que antes. Pero, al momento de iniciarse en este camino no todo es color de rosas.

Además, la precarización laboral y baja remuneración a los trabajadores muchas veces complica la continuidad de las obras, ya que los obreros también deben salir a buscar trabajos más estables o mejor pagados; y aquellos con más experiencia en el rubro muchas veces escasean.

Franco construye actualmente una vivienda de un ambiente en Plaza San Francisco mediante el crédito Procrear, más apoyo crediticio de un banco. La obra comenzó en diciembre de 2021 y si bien el crédito preveía que debía concluirla en un año, el plazo se fue corriendo.

¿La causa? Quienes estaban al frente de los trabajos –asegura- no estuvieron a la altura: arquitectos con “malas ideas” y obreros y plomeros con “muchos errores” e impuntualidades. También tuvo atrasos en la entrega de las aberturas. Además, el aumento de precios hizo que el monto del crédito no le alcanzara.

“El crédito es escaso, debería incrementar su tasa casi al valor de un alquiler pero con posibilidad de acceder a un monto mayor para poder terminar el 100% la obra”, sostuvo.

Leonardo es otro vecino de la ciudad que también construye con desembolsos del programa nacional y en barrio Plaza San Francisco. En su caso, los tiempos se duplicaron: pasaron de un año a dos.

“Hubo inconvenientes con los albañiles, estuvieron un tiempo sin ir, lo normal. Es complicado el tema de la construcción, los errores en la obra; si bien podés poner arquitectos, no es lo mismo que esté uno en el seguimiento. La casa es para hacérsela una sola vez porque te volvés loco”, reflexionó.

En cuanto a los precios, aseguró que el presupuesto con el que terminó la casa fue totalmente otro al estipulado en un primer momento a causa de los constantes aumentos de precios en la mano de obra y en los materiales. A modo de ejemplo, contó que desde que comenzó la construcción hasta que la terminó, la bolsa de cemento pasó de 800 a 2500 pesos, y lamentó que se desperdicie tanta cantidad de material en el proceso.

Los robos, otro dolor de cabeza

Otro caso testigo es el de Gastón, quien terminó recientemente la casa a través de una empresa constructora en otro sector de la ciudad. Pese a la existencia de un contrato, la recibió siete meses después de la fecha estipulada.

En el transcurso sufrió robos de materiales y herramientas. “Hubo mucha rotación de personal, muchos días en que los obreros no fueron a trabajar. Lamentablemente nadie controlaba eso por parte de la empresa. Este continuo cambio de personal, sumado a la mano de obra con poco conocimiento, provocaron que hayan quedado muchos detalles o cosas mal terminadas”, sostuvo.

Precarización

Un contratista que cuenta con más de 20 años de trayectoria y que se desempeña de manera independiente desde hace unos tres años, también se refirió a los gajes del oficio.

Consultado por El Periódico, consideró que uno de los problemas que enfrenta la construcción es la falta de personal por la precarización del trabajo, es decir, la falta de un sistema que brinde más posibilidades de trabajar de forma registrada y no en la clandestinidad.

La situación también es compleja por la paga en el rubro, que muchas veces no es buena: “Con los números que se manejan un peón mucho no puede hacer, hay una precarización grande y no es una cuestión del patrón, sino de los números que se manejan en la calle”, explicó según su versión.

En cuanto a la calidad de la construcción, indicó que depende de dos factores. “Primero de cuánto el cliente está dispuesto a pagar y segundo de que hay mayor demanda que oferta, lo que hace que gente con poca capacidad tome trabajos y después no sepa hacerlos bien”.

Sobre el final, se refirió al rubro en la actualidad: “Yo creo que con la situación en la cual se encuentra el país, la construcción va a seguir creciendo porque la gente en vez de optar por guardar dólares o por hacer inversiones en plazo fijo, opta por el ladrillo. Sigue siendo, creo, el mayor resguardo del dinero”, cerró.