La declaración de César Milani se produjo en el marco de la causa en la que se lo investiga por presunto enriquecimiento ilícito, porque no podría demostrar cómo consiguió la suma de 1.500.000 de pesos con la que compró la casa de más de 1.000 metros cuadrados en el partido de San Isidro, en 2010.

El militar fue indagado por el juez federal Daniel Rafecas, a quien le aseguró que su amigo Eduardo Barreiro, le entregó dinero en diciembre de 2009 y que la entrega fue presenciada por al menos seis camaradas, según informaron a Télam fuentes judiciales.

Barreiro, quien cumple prisión domiciliaria en el marco de una causa por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar, declaró este martes ante al juez y dijo que el dinero lo obtuvo por la venta de un local en el 2006.

"Barreiro dijo que vendió un local de ocho metros cuadrados que compartía con su hermano en la Galería Belgrano en 120.000 dólares, por lo que le corresponderían 60.000", contó una fuente judicial quien agregó que, además, no tenía ni un solo dólar en su declaración jurada ante la AFIP.

Milani declaró en los Tribunales federales de Comodoro Py por más de tres horas, respondió preguntas del juez y del fiscal jorge Di Lello, sugirió medidas de prueba, aportó documentos y aseguró que su único error fue no haber documentado el préstamo de su amigo de la manera correspondiente.

Nervios

Terminada la indagatoria, Milani, visiblemente nervioso, enfrentó a los medios de prensa, a los que repitió los argumentos que acababa de presentar a Rafecas para tratar de probar que no se había enriquecido en forma ilícita.

Pero también tuvo expresiones de alto contenido político, como cuando dijo: "Acá muchos actuaron en mi contra porque yo vine a hablar de un proyecto nacional en el que sigo creyendo y porque puse al Ejército en pie", se jactó, al tiempo que apuntó contra sectores de la ex secretaría de inteligencia" de querer perjudicarlo y al CEO del grupo Clarín, Héctor Magnetto, a quien caracterizó de "amigo de (Jorge) Videla".

"Nunca maté, nunca secuestré, nunca torturé, tengo clara mi conciencia, el CELS se equivocó", sostuvo el militar sospechado al referirse a las acusaciones que recaen sobre su actuación durante los años de la última dictadura y se desvinculó por completo de la desaparición del soldado Alberto Ledo, en Tucumán, en 1977.

Durante su declaración, el ex jefe del Ejercito aseguró que en los últimos 20 años mantuvo un nivel de vida superior al esperado para alguien con su inivel de ingresos y que eso se debió a las propiedades que tiene su familia en córdoba, algunas de las cuales fueron alquiladas informalmente a amigos.

El militar sostuvo que el préstamo que le hizo su amigo "de 40 años" quedó plasmado en un documento "mutuo" suscripto en junio de 2010 ante una escribana, pero que no lo incorporó en su declaración jurada porque hasta 2010 completó ese tipo de documentos sin asistencia de un contador.