Entre las 3.30 y las 3.40 del 1° de enero de 2018, Matías Streitenberger (18) cruzaba la autovía Raúl Alfonsín, al noreste de Bahía Blanca. Había estado celebrando la llegada de ese Año Nuevo en el que, después de mucho esfuerzo y acompañamiento, iba a terminar el secundario. Ya tenía hasta el buzo de egresados. Sufría de hipoacusia desde los 2 años y utilizaba un implante coclear para oír. Por esa razón, le había costado mucho integrarse en las escuelas a las que había concurrido.

Para él y su familia, egresar iba a ser un gran logro, así como también para sus amigos y compañeros que aquella noche se preocuparon porque no llegaba al sitio donde se iban a reunir. Lo llamaron de forma insistente a su teléfono, hasta que lo oyeron sonar sobre la avenida, entre los barrios Patagonia y Patagonia Norte. Matías, ya fallecido, yacía sobre el asfalto, después de ser embestido por un auto que había pasado a gran velocidad y sin luces por el sector

Su conductor, Galo Ochoa (41), no se detuvo tras el impacto y siguió manejando. Este jueves al mediodía, el Tribunal Criminal 3 de Bahía Blanca lo condenó a 12 años de prisión efectiva. "Es muy alta, inusual para un hecho de tránsito. No recuerdo una pena igual", dijo tras escuchar el fallo el fiscal del caso.  Especialistas en siniestros viales y familiares de víctimas, coincidieron en que no hay registro de una sanción tan dura en un caso similar. 

Galo Ochoa, el condenado, durante una de las audiencias. No asistió al veredicto.

Galo Ochoa, el condenado, durante una de las audiencias. No asistió al veredicto.

Marcelo Romero Jardín había pedido 18 años de cárcel para Ochoa, por homicidio simple con dolo eventual. En forma subsidiaria, solicitó el máximo de la pena (hasta 6 años) si el tribunal lo consideraba un homicidio culposo, la carátula inicial que tuvo el caso, pero que cambió a los pocos días, por la acumulación de evidencias incriminatorias contra el conductor, al que ya le habían retirado el carnet anteriormente.

Para Romero Jardín, Ochoa debió considerar que manejando borracho y a excesiva velocidad, podía atropellar y matar a alguien, como finalmente ocurrió. Los jueces Daniela Castaño, Eugenio Casas y Eduardo D'Empaire mantuvieron la carátula, aunque rebajaron la pena solicitada. "Vamos a ver los argumentos, pero estoy conforme con la calificación legal y el monto de la pena. Mostró un desinterés total por la vida y los bienes jurídicos ajenos", dijo el fiscal sobre Ochoa, que también recibió una pena de 10 años de inhabilitación para conducir.

Durante el debate, peritos de la Policía Científica determinaron que el Año Nuevo de 2018 el acusado conducía su Subaru Imprezza a 120 kilómetros por hora y sin las luces reglamentarias encendidas. Un empleado de una estación de servicio en la que había estado previamente declaró que el acusado “no se podía mantener parado y hablaba cosas incoherentes”, como si estuviera alcoholizado o drogado.

Fuente: Clarín