A dos años de la sanción de la ordenanza 6550 que buscaba crear e implementar en San Francisco el Programa de Concientización Ambiental “Ciudad Libre de Envases u Bolsas de Polietileno u otros plásticos”, la cantidad de bolsitas de nylon que se entrega en los supermercados disminuyó, pero aún son muchos los que siguen utilizando y pagando las de este material en lugar de llevar las propias.

De acuerdo a un relevamiento que realizó El Periódico por distintos supermercados de la ciudad, al menos en el caso de las bolsas, su consumo se redujo de manera importante.

Las causas son variadas, pero el resultado sirve. Entre los principales motivos por los cuales los consumidores optan por dejar de llevarlas se encuentra el factor económico. Es que dependiendo de la firma y del tamaño, una bolsita de nylon puede costar de 40 a 65 centavos por unidad.

Asimismo, si bien son los menos, hay quienes sí piensan en el medio ambiente.

Economía

“Se llevan bolsitas de sus casas porque no la quieren pagar. Eso algunos. Otros directamente no llevan y se llevan las cosas en la mano, así sean cosas grandes. Son pocos los que optan por comprarla”, contó una de las cajeras de una de las firmas.

“La bolsa de nylon sale 45 centavos mientras que las de friselina salen 13 pesos la chiquita y 18 pesos la más grande, pero nadie las compra. Cajas no se dan porque la idea es que la gente las compre. No compran bolsas de nylon más que todo por la plata, a nadie le importa el medio ambiente, pasa que dos bolsitas son 1 peso, van sumando y se quejan”, agregó la mujer que aseguró que la situación actitud es así desde el primer momento en que comenzó a regir la ordenanza.

Adultos sí, jóvenes no

En otra de las firmas, la actitud del cliente varía de acuerdo a su edad.

“La gente mayor lleva la bolsita, la gente joven no, pero lo que tratan de hacer si las compran es comprar pocas pero llevarlas llenas. Incluso hay dos tamaños, una más chica y una más grande. Las grandes las llenan”, aseguró otra de las empleadas, que explicó que cuestan 40 y 59 centavos respectivamente en comparación a los 14 pesos que salen las de friselina.

Y si no las compran, asegura, “llevan cosas en el carro hasta el auto o hasta los canastos de la moto o la bici”.

“Disminuir la entrega disminuyó, no mucho –resumió-. Las bolsas de nylon se siguen vendiendo, se siguen utilizando”.

Para la basura

En un supermercado céntrico, en cambio, revelan que si bien hay quien compra las bolsas de tela, la entrega de las de nylon no cesa.

“Se venden las dos, pero a diario se venden las de nylon porque la gente las usa para la basura”, explicaron.

En este caso las bolsitas de nylon cuestan 65 centavos sobre los 13 pesos que cuestan las de tela.

Qué dice la ordenanza

La ordenanza Nº  6550 fue redactada en diciembre de 2014 y aprobada en marzo de 2015 por el Concejo Deliberante pero comenzó a regir desde el 1 de junio de ese año.

El objetivo que perseguía era que los comercios limitaran de manera progresiva la entrega de bolsas de polietileno a sus clientes para llegar a su retiro del mercado.

El texto estipulaba que, a partir de los treinta días de promulgada la ordenanza, los comercios solo podrían entregar gratuitamente hasta cinco bolsas como máximo por cliente. A partir de los sesenta días, sólo tres. Y, desde los 90 días en adelante, los comercios ya debían venderlas, exceptuando, sí, a aquellos comercios que por las características de su actividad o de los productos que comercialicen no pudieran eliminar su uso, debiendo mediar para ello el pedido del comercio y la autorización expresa de la Municipalidad de San Francisco.

A partir de su sanción, se obligó a los comercios a disponer de bolsas reutilizables, las cuales pueden ser entregadas a los clientes sin costo alguno o vendidas a un precio que no exceda su valor de costo.

Campañas

Uno de los artículos de la ordenanza establecía la implementación de campañas educativas, de concientización y de difusión masiva del plan creado, incentivando la utilización de envases o bolsas reutilizables a los efectos de que comercios, clientes y vecinos en general adopten las medidas correctivas necesarias, algo que no tuvo continuidad en el tiempo.